Conseguir que perduren los grandes legados de los Juegos Olímpicos de París, es el reto que se plantea el presidente francés, Emmanuel Macron, más allá del los elogios que lanza a los demás y a él mismo por “el éxito de la organización”.
Macron se ha esforzado este lunes en cubrir de agradecimientos a las decenas de miles de personas que, desde su trabajo o como voluntarias, han estado implicadas en unos Juegos que no ha dudado en calificar de “un éxito de organización, de seguridad, un éxito deportivo y popular”.
“Los Juegos han mostrado el verdadero rostro de Francia”, ha asegurado en un discurso en los jardines del Palacio del Elíseo, en el que ha insistido en que esa dinámica “debe continuar” y en el que se ha colgado también medallas de ese éxito.
“Durante años y años mucha gente nos ha dicho que no era posible”, ha recordado antes de insistir en que detrás del “éxito” que ha visto todo el mundo hay años de trabajo, de preparación, detalla EFE.
Sobre todo, el presidente ha subrayado que aunque la ceremonia de clausura tuvo lugar el domingo por la noche, “habrá una herencia” para los próximos organizadores de Juegos Olímpicos -que tendrán que tener en cuenta que en París han sido “sostenibles” y “paritarios”-, pero sobre todo para Francia.
Un legado especial que puede ampliarse
El objetivo de las ciudades sede y del Comité Olímpico Internacional (COI) es que los Juegos dejen un importante legado que recuerde el evento.
En el caso de París, el más simbólico es la recuperación del río Sena, y su afluente el Marne para el baño, que debe ser posible con carácter general el año próximo tras una inversión de unos mil 400 millones de euros a cargo de varias administraciones en distintas infraestructuras de saneamiento y descontaminación.
De momento, las pruebas disputadas en los Juegos de París han dejado dudas entre los nadadores del triatlón y de aguas abiertas, en particular porque los ensayos tuvieron que ser anulados varias veces porque el agua no estaba en condiciones.
Pero la limpieza del Sena solo es una parte del objetivo de sostenibilidad que ha protagonizado estos juegos, con un 95 por ciento de recintos ya existentes o de carácter efímero y un importante trabajo de creación de zonas verdes e instalaciones.
Las únicas instalaciones deportivas que se han construido de forma expresa para los Juegos son la Arena de la Porte de la Chapelle, donde se han disputado por ejemplo las competiciones de gimnasia rítmica, y el flamante Centro Acuático levantado junto al Estadio de Francia, en la ciudad de Saint Denis.
La Villa Olímpica, entre Saint Denis y Saint Ouen, se transformará en un barrio residencial de 2.800 viviendas, muchas de ellas sociales, y está llena de detalles ecológicos.
Los Juegos han conseguido también una vieja aspiración de parisinos y turistas: el acceso en metro al aeropuerto de Orly con la extensión de la línea 14, la primera que desde su inauguración en 1998 es automática.
Las extensiones de varias líneas del metro y los trenes de cercanías RER van a mejorar la vida cotidiana de los habitantes de la región de París.
El legado puede ampliarse aun si se cumple el deseo de la alcaldesa, Anne Hidalgo, para que el pebetero instalado en las Tullerías, y que tanto éxito de público ha tenido, se quede de forma permanente para convertirse en otro de los múltiples atractivos de París.
Los Juegos Olímpicos han sido también la excusa para tapar una realidad menos reluciente, que son los miles de migrantes sin papeles que malviven en París y en su área metropolitana, y cuyas tiendas de campaña se pueden ver por cientos debajo de los puentes, sobre todo de la periferia, por ejemplo en el canal de Saint Denis que pasa junto al Estadio de Francia.
En una clara operación de imagen, cinco mil 630 de todos ellos fueron enviados en las semanas anteriores a centros de acogida en otras regiones de Francia, pero Médicos del Mundo se ha quejado de que no se han puesto los medios necesarios. La consecuencia es que muchos de ellos han terminado en la calle y la ONG prevé que estarán de nuevo en unos días en París.
Por: Agencias / Foto: Cortesía