lunes, diciembre 23

El reservorio de las excusas

“Me falta una verdad, me sobran cien excusas”.

Joaquín Sabina.

En Good Bye Lenin. Una mujer fanática del comunismo y miembro del Partido Socialista Unificado de la Alemania Oriental despierta de un coma ocho meses después de la caída del muro de Berlin. Su hijo preocupado por evitarle una recaída en un inminente disgusto ante la llegada del capitalismo con la reunificación alemana decide actuar. Para ello, su hijo levanta un mundo de mentiras y situaciones hilarantes para que su dignificada madre siga creyendo que nada ha cambiado.

Como pasa en esa película, por los lados de este mundillo postcolonial, los hijos putativos de esta involución pueden recurrir a la biblioteca audiovisual del canal del Estado con Miles de horas de cuentos, anécdotas, citas, promesas, declamaciones, canciones, anécdotas, advertencias, regaños, conveniencias históricas y palabrotas sin piticos para la preservación de un estilo de vida digna tipo Golden plus.

A veces eso conflictos existenciales típicos de la coexistencia pacífica y hasta desarmada en una sociedad que quieren resignar a la derrota uno termina preguntándose lo que ha sido de la vida de uno estos últimos 23 años, porque seguimos estacionados aquí o porque no llegamos allá.

Porque más allá de las Miles, millones de excusas para ocultar una verdad que en el fondo, todos sabemos. El rotundo triunfo del escepticismo.

Cómo me encantaría endulzarlo con el final de una comedia predecible que todos ya hemos visto. Cómo un sketch de aquella Radio Rochela donde uno se podía burlar de los gobernantes y no como ahora convertidos en una especie de anécdota en un reality show de supervivencia extrema.

Siempre escribo sobre recordar que alguna vez en este país de desmemorias, aunque los muy jóvenes no lo puedan creer, un salario mínimo podía cubrir una canasta básica, que un viaje no tenía por qué ser una huida, que en cualquier hogar siempre podía sobrar un plato de comida y un título profesional era la garantía de un futuro mejor.

Yo tengo que ser optimista no puedo escoger otra cosa y el día cercano o lejano que pueda expresar mi voluntad tengo muy claro en contra de lo que estoy. ¿Claro que no es fácil, pero quién nos va a echar cuentos de dificultades a nosotros?

O acaso me van a decir que están preocupados por la invasión argentina. Eso, como sucede siempre por aquí es culpa del gobierno anterior.

Por: Amos Smith