Es una de las obras emblemáticas de la literatura francesa, pero “El principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, apareció primero en Estados Unidos en 1943, hace ahora 80 años. La admiración por este relato en apariencia sencillo no se ha diluido y aún hoy se venden cinco millones de ejemplares al año.
Son los datos que ofrece la editorial Gallimard, que logró lanzar el libro en Francia en 1946 y que ha seguido publicando esta novela corta de apenas 120 páginas que es admirada por lectores de todas las edades y lugares del mundo, mantiene su éxito editorial e inspira a creadores que destacan su carácter introspectivo.
“Si tiene un alcance universal es porque trata con mucha sencillez y a la vez con mucha profundidad temas universales. Entre ellos, quizá el que nos une a todos que es la infancia, la nostalgia de ser niños”, comenta a EFE Pedro Mañas, autor de Literatura infantil y juvenil para quien la obra devuelve al lector a “esa vida tan sencilla en la que todo tenía en el fondo más sentido y que hemos ido ocultando debajo de todos esos años”.
La novela, cuyo número de ejemplares vendidos resulta a día de hoy incalculable, es el segundo libro más traducido del mundo tras la Biblia, contando con la última de 2022 al dialecto sefardí del haketí, lo que eleva el número de traducciones oficiales a 500, según Gallimard.
La primera edición en español fue la argentina, en 1951. Y “El principito” se puede leer en friulano, romanche, ladino, palatino, quechua, konkani, esperanto, veneciano, occitano languedociano, aragonés, vasco, gallego, catalán y asturiano.
En el texto, delicadamente ilustrado por Saint-Exupéry, la infancia se reivindica como territorio en el que recuperar lo esencial y sobre ella el joven Principito diserta mientras viaja a través de planetas haciendo nuevos amigos.
“Estás todo el rato diciendo ‘pero qué razón tenía el Principito’. Es muy bonito porque te pone en un espejo como adulto”, resalta la escritora Begoña Oro, quien encuentra en el libro “una narración hecha desde la extrañeza, por alguien que no es ni niño ni marciano, pero ajeno al mundo prosaico del ‘adulting’ que nos pone en ese espejo de ¿pero por qué hacemos esas cosas?”.
Publicada originalmente por la editorial neoyorquina Reynal & Hitchcock el 6 de abril de 1943 en inglés (el 20 del mismo mes en francés), la obra aborda el amor representado en la fragilidad de una rosa o la amistad encarnada en un zorro que desea ser domesticado mientras alecciona a una humanidad en crisis de valores durante la Segunda Guerra Mundial.
El aventurero y aviador Saint-Exupery escribió la novela mientras servía como piloto militar desde Nueva York, y no sería hasta 1946, tras su fallecimiento en un accidente de avioneta en 1944, cuando el libro se publicase en una Europa ya liberada del nazismo.
Solo entonces pudo leerla León Werth, periodista y escritor anarquista y judío a quien el autor dedicó la obra por ser su mejor amigo.
“Creo que el propio Principito se considera literatura infantil porque lo pide desde la dedicatoria, en la que pide perdón por dedicarlo a una persona mayor y se disculpa diciendo ‘es una persona mayor capaz de entenderlo todo, hasta los libros para niños‘”, recuerda Oro, a la vez que anima a compartir la versatilidad de la narración con los más pequeños.
“Es una obra que es preciosa para leerla en voz alta, entre distintas generaciones, seguro que hay abuelos que están deseando leerlo con sus nietos. O hacer un club de lectura adolescente sobre ‘El principito’. Me parece una ideaza”, señala la autora.
Parte fundamental de la narración son también sus ilustraciones, acuarelas originales del autor que a día de hoy decoran todo tipo de objetos promocionales relacionados con el personaje.
Para María Hesse (ilustradora del libro de Elena Medel “La pequeña princesa”, influido por la obra de Saint-Exupery) la parte ilustrada de la novela es “un dibujo muy naíf que da ese aspecto de retorno a la infancia”.
“Si el dibujo lo dibujase otra persona con un dibujo más perfecto perdería esencia porque parte de lo que narra tiene que ver con lo que dibuja y con cómo lo dibuja”, señala la ilustradora recordando cómo el personaje también le ha acompañado en la elaboración de libros como “Marilyn”, en el que toma una frase de la obra que la actriz, admiradora de la novela, dedicó a su segundo marido, Joe DiMaggio.
La efeméride es recordada por editoriales como Gallimard, que ha lanzado una edición especial de coleccionistas con una tirada limitada de 3.000 ejemplares.
O Salamandra, responsable de su distribución en español desde su nacimiento, que ha publicado en marzo el libro infantil interactivo “El principito: ¿Dónde estás zorro?” y la versión inglés-español de la obra, sucedidas en julio por la “Agenda oficial de El Principito” y una edición con cubierta troquelada.
“Este tipo de libros “crossover” tienen niveles de lectura muy diferentes, mucho más cercanos a la propia historia más profunda, más vital y emocional”, resalta Laia Zamarrón, directora literaria de Salamandra.
Por: Agencia