Sin duda, el príncipe Guillermo ocupó uno de los papeles más importantes durante la coronación de su padre, Carlos III, como nuevo rey de Inglaterra. Sentado en la primera fila de la Abadía de Westminster, muy lejos de donde estaba su hermano Harry, el primogénito del monarca protagonizó uno de los momentos más emotivos de la celebración con un «homenaje de sangre» al jurar fidelidad a su progenitor ante los más de 2.000 invitados presentes y sellar esta promesa con un respetuoso beso en la mejilla. Ahora, poco más de una semana después de este histórico día, se sabe que el príncipe de Gales estaría pensando en su futura coronación.
Desde luego, si no hay nada que lo impida, el trono será suyo. Así lo ha reiterado su padre, de 74 años, con las imágenes oficiales de este momento, destacando la que aparece bajo estas líneas y que retrata al monarca junto a su hijo Guillermo y su nieto George como herederos en la línea de sucesión. Lo que no esperábamos es que el marido de Kate Middleton, de 40 años, se hubiera puesto ya manos a la obra para planear cómo va a ser su propia investidura. Así lo asegura el diario británico The Times, reseñó La Razón.
Al parecer, el príncipe de Gales estaría pensando cómo modernizar la tradicional ceremonia de coronación que proviene de tiempos medievales. Concretamente, esta se inició en el año 1066 y desde entonces estuvo cargada de tradiciones y simbología. Según el digital mencionado, Guillermo de Inglaterra no estaría dispuesto, entre otras cosas, a incluir en su ceremonia el habitual homenaje al pueblo por el que los presentes en la Abadía de Westminster deben jurar lealtad al rey. Al menos no como ha estado planteado hasta el momento.
Los juramentos
En la coronación de Carlos III, por petición expresa del rey, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, tenía previsto invitar a la congregación presente en el templo a jurar lealtad al nuevo monarca de Inglaterra, a sus herederos y a sus sucesores, aunque al ver que el asunto despertaba tanta controversia, en vez de «llamar a todas las personas de buena voluntad» a hacerlo, se limitó a realizar un llamamiento a aquellos que desearan ofrecer su apoyo a esta causa.
Una fuente cercana al príncipe Guillermo aseguró que el joven no hará nada por el estilo en este sentido. De hecho, éste ha estado reflexionando cuidadosamente sobre todos los acontecimientos ocurridos durante el fin de semana pasado junto a sus amigos y a sus asesores. Uno de ellos dijo: «Realmente está pensando cómo hacer que su coronación sea más relevante en el futuro. Es consciente de que cuando llegue su momento, su coronación debe ser diferente. Se plantea cómo podría ser moderna pero, a la vez, importante para la nación. Es extremadamente relevante para él que este acto evolucione para que sea notorio cada vez que se produce».
Sin embargo, hasta que el momento llegue, el que será conocido como rey Guillermo V de Inglaterra, tendrá tiempo de sobra de planificar todos y cada uno de los pasos que dé en su ceremonia, que hasta ahora está dividida en cinco etapas litúrgicas: el reconocimiento, el juramento, la unción, la investidura y la entronización.
Las tradiciones que rompió Carlos III en su ceremonia
La coronación del pasado 6 de mayo presentó varios cambios respecto a la última que se realizó en el país británico en 1953, al coronar a la reina Isabel II. Lo primero, el tiempo de duración. Carlos III redujo de tres horas a 90 minutos el tiempo en la Abadía de Westminster. Asimismo, el público también fue bastante diferente. De los 8.000 invitados de la reina, su hijo dejó la lista en solo 2.300, incluyendo a miembros de la realeza de todo el mundo. De esta manera, el nuevo monarca rompía una tradición de nueve siglos al abrir el acto a royals extranjeros. Además, la carroza en la que tanto él como Camilla se trasladaron desde el Palacio de Buckingham no fue la habitual, sino una más moderna y preparada.
Por Agencia