El papa Francisco urgió el sábado a los dirigentes de Sudán del Sur a poner fin a la espiral de odio y violencia para que millones de refugiados internos puedan «volver a vivir de manera digna».
«Renuevo con todas mis fuerzas el más apremiante llamamiento a (…) retomar seriamente el proceso de paz para que finalicen las agresiones y la gente pueda volver a vivir de manera digna», dijo Francisco en un encuentro con desplazados internos en Juba, la capital de este paupérrimo país africano desgarrado por las luchas de poder.
«Un gran número de niños nacidos en estos años sólo ha conocido la realidad de los campos para desplazados, olvidando el ambiente del hogar, perdiendo el vínculo con la propia tierra de origen, con las raíces, con las tradiciones», agregó el pontífice ante centenares de personas.
«No puede haber futuro en los campos para desplazados», aseveró.
El papa argentino, de 86 años, arrancó el viernes una «peregrinación de paz» en Sudán del Sur, un país de 12 millones de habitantes, mayoritariamente católico, que en 2011 se independizó de Sudán, de mayoría musulmana, tras tres décadas de conflicto.
Pero en 2013 se sumió en una guerra civil que duró cinco años y dejó 380 mil muertos, entre seguidores de los líderes Salva Kiir y Riek Machar.
Pese a un acuerdo de paz firmado en 2018, la violencia persiste y el país contaba en diciembre con 2,2 millones de desplazados internos, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
«Aunque los conflictos, la violencia y los odios hayan arrancado los buenos recuerdos de las primeras páginas de la vida de esta República, sean ustedes los que vuelvan a escribir la historia de paz», afirmó el papa.
«Tragedia humana»
«Lamentablemente, en este país martirizado ser desplazado o refugiado se ha convertido en una experiencia normal y colectiva», lamentó Francisco tras haber escuchado los testimonios de tres jóvenes.
«Estoy con ustedes, sufro por ustedes y con ustedes», les dijo el papa, sentado en su silla de ruedas a causa de una persistente dolencia en una rodilla.
El jefe de la Iglesia católica estimó que las mujeres son «la clave» de la transformación y que «si reciben las oportunidades adecuadas (…) tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur».
«Ruego a todos los habitantes de estas tierras: que la mujer sea protegida, respetada, valorada y honrada», añadió.
Según un informe encargado por la ONU y publicado en 2022, la violencia sexual contra las mujeres en Sudán del Sur son «generalizadas y sistemáticas».
En la mañana, el papa dio un discurso en la catedral de Santa Teresa, en presencia de cinco mil fieles, según las autoridades, donde pidió a obispos y sacerdotes «caminar en medio del sufrimiento y las lágrimas» y «ensuciarse las manos por la gente».
«Hemos venido aquí para recibir sus bendiciones. Todo es cuestión de paz. El papa Francisco ni siquiera puede caminar, pero viene aquí para animar a nuestros dirigentes», declaró a la AFP John Makuei, de 24 años, que llegó antes del amanecer para no perderse este «día histórico».
Al final de la jornada, Francisco participará en una oración ecuménica con los jefes de las Iglesias de Inglaterra y Escocia, representantes de las otras dos confesiones cristianas, en el mausoleo de John Garang, donde ya esperaba una multitud.
«Basta de destrucción»
El sumo pontífice urgió el viernes a las autoridades a adoptar acciones concretas para poner fin a los padecimientos de la joven nación y condenó la lacra de la corrupción.
En 2019, un año después de la firma del acuerdo de paz, Francisco recibió en el Vaticano a Salva Kiir y Riek Mashar y se arrodilló para besarles los pies, suplicándoles que hicieran las paces. Un gesto simbólico que marcó a los habitantes del país, pero que no fue seguido por ningún avance concreto.
La Iglesia católica juega un papel clave en las zonas sin servicios gubernamentales y donde los trabajadores humanitarios suelen ser víctimas de ataques, cuando no mueren de forma violenta.
Sudán del Sur es la segunda y última etapa de esta tercera gira de Francisco por África subsahariana.
El periplo se inició el martes en República Democrática del Congo (RDC), donde condenó las «crueles atrocidades» perpetradas desde hace décadas por grupos armados, que dejaron cientos de miles de muertos y millones de desplazados.
Por: Agencias / Foto: Cortesía