El mundo anglosajón lo llama «revenge shopping» o «revenge spending«, es decir, un frenesí de consumo a modo de revancha. Privadas de los viajes turísticos, a veces supervivientes de la COVID-19, algunas personas se han dado un capricho comprando diamantes. Tanto es así que la piedra preciosa es una excepción en un mercado de lujo que se ha visto muy afectado por la crisis ligada a la pandemia.
Como resultado, el año 2020 fue mucho mejor de lo esperado. Y la tendencia parece confirmarse: desde enero se han vendido tantos diamantes como en 2018 en el mismo periodo, 2018 siendo el último año de referencia para las ventas de diamantes, según afirma Karen Rentmeesters, representante de Antwerp World Diamond Center (AWDC), la organización que agrupa a los profesionales del diamante en Amberes (Bélgica).
En el momento álgido de la pandemia, los tiempos de procesamiento de los diamantes en bruto se habían alargado, pero la India, donde se pulen las nueve décimas partes de las piedras, ha vuelto ahora a su ritmo de actividad de 2018, lo que está permitiendo también ese repunte en los mercados.
Caída de las reservas
Sin embargo, los mineros no habían previsto este fenómeno: los seis más importantes redujeron considerablemente su producción el año pasado. Y desde entonces sus reservas han ido cayendo: nunca en 10 años el primer productor, Alrosa, había tenido unas reservas tan bajas como las de este verano. No es suficiente para hablar de escasez, ya que el mercado se ha estabilizado, pero algunas calidades son ahora escasas.
Las ventas volvieron a despegar para Navidad, luego el Año Nuevo Chino y San Valentín hicieron el resto. Otro motor importante: las bodas. Con un número de invitados aún limitado por la COVID-19, el dinero no gastado se ha transferido a los diamantes pulidos ofrecidos para la ocasión. La demanda procede principalmente de Estados Unidos y China.
¿Será pronto la demanda más fuerte que la producción?
Pero este repunte no es una fuente de serenidad para los comerciantes de diamantes. El pasado mes de noviembre, Rio Tinto cerró la mayor mina de diamantes rosa del mundo, en Australia, después de haber agotado su suministro de piedras económicamente viables.
Por el momento, es difícil saber si otro yacimiento de la misma calidad tomará el relevo. La producción mundial total disminuye cada año y llegará el día en que no se pueda satisfacer toda la demanda. AFP
Por Agencia