El líder de la junta militar de Birmania (Myanmar), Min Aung Hlaing, viajó a Moscú, donde tiene previsto asistir a una conferencia de seguridad, en su segundo viaje al extranjero tras el que hizo a la cumbre de la ASEAN, en Indonesia, después del golpe de Estado del 1 de febrero que le aupó al poder.
El general golpista birmano, que partió el domingo, fue invitado por el ministro de Defensa ruso, Sergey Shoygu, para asistir a la novena edición de la Conferencia de Seguridad Internacional de Moscú, que se inicia mañana, informa el diario The Global New Light of Myanmar.
Se desconoce cuántos días durará el viaje durante el cual también están programadas reuniones con mandos militares y oficiales civiles rusos, así como visitas a universidades y fábricas, recoge la prensa oficialista, ahora controlada por el Ejército.
Rusia, que no ha condenado el sublevamiento militar, permanece como uno de los aliados más próximos de la nueva junta militar, con quien pretender acordar la venta de armamento a pesar de que el viernes la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que pide a los países evitar la venta de armas a Birmania.
La votación en la ONU estuvo lejos de lograr un consenso mayoritario, y fue aprobada con el apoyo de 119 países, la abstención de 36 (entre ellos Rusia y China) y un único voto en contra de Bielorrusia.
La junta militar birmana rechazó esta resolución al catalogarla como una «interferencia inaceptable sobre los asuntos internos» del país basadas en «acusaciones unilaterales y suposiciones falsas«, según el comunicado del Ministerio de Exteriores birmano.
El régimen castrense también denuncia la participación como representante birmano en la asamblea de Kyaw Moe Tun, destituido por la junta militar y sobre quien pende una orden de arresto acusado de alta traición.
Tras más de cuatro meses y medio desde el sublevamiento militar que terminó con la incipiente y joven democracia en Birmania, el Ejército no ha logrado tomar el control de todo el país a pesar de la brutal represión contra la oposición al mando castrense.
Al menos 871 personas han perdido la vida a raíz de la violencia desatada por las fuerzas de seguridad, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales. EFE
Por Agencia