El James Webb nos deja ver una galaxia que ya conocíamos, pero con detalles totalmente nuevo. Así se ve una guirnalda espacial.
Para celebrar la llegada de las fechas navideñas, el telescopio espacial James Webb ha capturado una auténtica guirnalda espacial. Esta formación llega como parte del programa GOALS (Great Observatories All-sky LIRGs Survey), que tiene como intención estudiar las físicas en la formación estelar. Así, no solo tenemos un retrato bonito de una galaxia, sino uno que nos ayudará a comprender la ciencia detrás del proceso que dio origen a la vida en nuestro planeta: el nacimiento de estrellas.
En esta ocasión, la galaxia capturada por el James Webb es NGC 7469, hogar de un núcleo galáctico bastante activo. Esta región ha sido descrita como «extremadamente brillante» por la ESA, y está dominada por luz emitida por el polvo y el gas que se dirige rápidamente al agujero negro que domina su centro. NGC 7469 representa una oportunidad increíble para que los científicos estudien los núcleos galácticos activos, conocidos como AGN por sus siglas en inglés.
NGC 7469 cuenta con un anillo estelar alrededor de su AGN de unos 1.500 años luz de distancia. Pero, si esta es una de las galaxias mejor estudiadas a nivel de su núcleo galáctico activo debido a sus altos niveles de actividad, ¿por qué interesa tanto verla una vez más con el James Webb? La respuesta, como siempre, se esconde detrás del polvo y el gas.
Aunque NGC 7469 posee uno de los núcleos galácticos activos mejor estudiados, el James Webb ha podido captarla de una forma totalmente distinta. Como ya te dejábamos saber más arriba, la respuesta está detrás del polvo y el gas que impide la buena observación de más elementos. Sin embargo, gracias a los instrumentos del telescopio espacial, se puede disfrutar de la sensibilidad y resolución necesarias para estudiarla bajo nuevos ojos. Por esto, el telescopio se ha llevado el premio a Avance científico más importante de 2022.
Gracias a las cámaras NIRCam, NIRSpec y MIRI, el James Webb ha podido ver el núcleo galáctico de NGC 7469 en todo su esplendor. Entre los elementos que se suman a la lista de los ya conocidos encontramos cúmulos de jóvenes estrellas en formación jamás vistos anteriormente. Asimismo, se suman bolsillos de gas molecular bastante turbulento, y pruebas de la destrucción de granos de polvo a cientos de años luz del núcleo galáctico.
Esto último demuestra que el núcleo galáctico activo de NGC 7469 está impactando al medio que lo rodea, y no solo a los que están directamente en su poder de atracción.
Por otro lado, el gas atómico difuso altamente ionizado sale disparado desde el núcleo a una velocidad aproximada de 6,4 millones de kilómetros por hora. Este flujo galáctico ya se dejaba entrever en observaciones anteriores, pero el James Webb lo revela con un detalle que ha dejado asombrado a todos los científicos.
Por último, tenemos los llamativos seis picos que aparecen en medio de la imagen. Llama mucho la atención cómo se alinea perfectamente con el centro galáctico, pero no tiene nada que ver con un cuerpo celeste real. En realidad, son los picos de difracción producidos por la luz al rebotar contra los bordes de los espejos del telescopio.
El espejo primario del James Webb está compuesto por segmentos hexagonales, cada uno con bordes donde la luz se difracta, permitiendo la formación de estas llamativas siluetas en las imágenes tomadas por el telescopio. A estas, además, se suman puntas más cortas y débiles, formadas por la difracción del puntal vertical que permite sostener el espejo secundario del telescopio.
Por :Agencia