Ayer soñé con los hambrientos, los locos, los que se fueron, los que están en prisión Hoy desperté cantando esta canción que fue escrita un tiempo atrás. Charly García.
Esta canción del legendario rockero argentino llamada Inconsciente Colectivo es parte de su primer disco en solitario. Yendo de la cama al living y fue estrenada en los estertores de la dictadura argentina.
Carl Jung dice que el inconsciente colectivo es una especie de herencia espiritual de la evolución humana que tenemos de nacimiento con arquetipos, como las creencias religiosas, políticas y personales. Un almacén de experiencias que se suman a lo largo de la vida.
Yo creo…. Más bien he vivido como los arquetipos revolucionarios han construido su proverbial resentimiento y fanatismo a costillas del inconsciente colectivo.
Porque ¿cómo se puede creer en el crecimiento galopante de esta perfecta idiotez latinoamericana? Como me decía mi compadre desde Bogotá este domingo en la tarde sintiéndose parte de este deja vú continental.
Como dice Jung. Hasta que no hagas consciente lo que llevas en tu inconsciente esto último dirigirá tu vida y lo llamaras destino.
Así desde hace más de veinte años hipotecamos el destino mitificando y dándole un sentido de epopeya a Miles de horas de habladera de paja guardadas para la posteridad en el canal oficial para seguir rememorando el estímulo y la respuesta del experimento de Pavlov, digno del reconocimiento a la ingenuidad masiva, del libro de récords Guinness.
A mí me preocupa que últimamente no recuerdo mis sueños, ni siquiera si son en blanco y negro o tecnicolor. Serán mis arquetipos, como decía Sigmund Freud que cuando la censura cobra toda su intensidad hasta nos olvidamos de soñar.
Yo no quiero volverme tan loco en esta normalidad de bodegones full, fakes news, justificaciones fellinescas y guerreros de teclados tarifados y honoris causa.
Mientras tanto que siga está epidemia de sarampión del continente. Por lo menos mi corazón sigue siendo el terco de siempre. Seguir siendo fanático a muerte de los Tiburones de La guaira es toda una declaración de principios
Por: Amos Smith