martes, mayo 14

El escándalo que rodea a Petro cogió candela

Más dedicado a resolver el problema de su vecino en Venezuela, el cuestionado presidente Nicolás Maduro, Gustavo Petro enfrenta el comienzo de lo que podría ser su salida intempestiva del cargo por el cual soñó desde que era guerrillero del M19 por allá en el año 1978.

Desde la presidencia Petro se ha empeñado en sacar a flote al régimen de Maduro a fuerza de lo que sea, una tarea que no le compete como jefe de Estado de Colombia y que lo ha llevado a descuidar su propia gestión en todos los sentidos.

Su política de paz marcha con serios tropiezos, y a lo interno vive lo que se lo denomina en Colombia “la niñera gate” un escándalo que pica, se extiende y no se le ve final.

El caso de la niñera se convirtió de un ligero traspié a un gran altercado. Creció como ese monte que le gustaba Petro cuando era guerrillero y se podía inferir que ya el escándalo cogió candela, candela que no parece apagarse.

De una niñera señalada supuestamente de hurtar un dinero a la que era en ese momento la asistente personal de Petro Laura Sarabia pasó a mayores porque acusaron a la mujer, la niñera obviamente y el embajador en ese momento de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti lo que obligó a Petro a una salida que él pensaba era la solución definitiva: sacar a los dos del gobierno. Pero esa jugada le ha salido más cara porque siguió la muerte de un oficial de su seguridad y sospechas de que el dinero de su asistente era en realidad del mandatario.

A partir de la salida de ambos personajes se han “desatado los demonios” cómo diríamos aquí en Venezuela.

Primero hablaron Laura Sarabia y después, por supuesto, Benedetti. El exdiplomático le echó más gasolina a la candela en vez de rociarlo con agua y en vez de apagarlo, el asunto ha crecido en términos gigantescos y con un ingrediente adicional la muerte extraña, que aún investigan las autoridades, de un alto militar Oscar Dávila Torres un teniente coronel encargado de la seguridad presidencial que fue encontrado muerto el 9 de junio y que según el presidente colombiano se había quitado la vida. Y aunque se confirmó que es así, queda abierta la puerta del por qué tomó esa extrema decisión. Las sospechas en torno a Petro, crecen.

Ese fuego no es forestal sino un llama que se inició en la Casa de Nariño nada más y nada menos que en la esfera de Petro, de la mismísima Casa de Nariño.

Otro militar lo señala que ese dinero que supuestamente lo tenía su asistente personal era de su propiedad y estamos hablando de más de 3 mil millones de pesos lo que equivalen al cambio de unos 720 mil dólares que no es una pelusa de plata. Los colombianos, mientras tanto, ya salieron a las calles a protestar con fuerza contra el mandatario que ganó con promesas y promesas, pero que se ha diluido prestándole más atención a su amigo Maduro que a gobernar para los colombianos. Podría ser un triste final del exguerrillero que logró su sueño de gobernar su país. Lástima por él y los colombianos.

 

Por Ángel Montiel