“La mejor palabra es la que no se dice”.
Anónimo Popular
“En tiempo récord” como declararía cualquier jefe policial cuando es esclarecido un delito, en esa misma dirección y velocidad, María Corina Machado, reveló la existencia de un presunto guiso, “una buena tajada para cada uno” a decir de la interpretación de sus palabras con la firma de un acuerdo que en México, gobierno y oposición venezolana, suscribieron ante testigos de la ONU y del delegado noruego, Dag Nylander, que busca liberar una millonada de dólares que permanecen congelados en el sistema financiero internacional que serán dedicados a atender la crisis social y de servicios en nuestro país.
Ahora bien, la irresponsable declaración de María Corina Machado que le “cae a palos” a un eventual diálogo entre oposición y gobierno a través de Twitter, debe tener a más de uno en el gobierno de Miraflores, diríamos, muerto de la risa y carcajeándose por esa “ayudita” al oficialismo muy parecido a un lenguaje que crea confusión como pasó con la entonces candidata a Miraflores, María Bolívar, cuando desconociendo a profundidad el tema de la economía del país, le pidió “una ayudita” a la periodista Aymara Lorenzo durante una entrevista años atrás en la televisora Globovisión.
Esa “ayudita” que ahora le ofrece la dirigente “opositora” al gobierno chavista, enloda el esfuerzo que viene haciendo la Plataforma Unitaria en construir una salida electoral a la crisis nacional que, además, tiene a más de siete millones de venezolanos esparcidos en cualquier rincón del mundo.
Quiera Dios que con lo suscrito el sábado en México, no le pase a la oposición venezolana como en el cuento del novio que no aguantaba “dos te quiero al oído” de parte de su amada a pesar de la abierta, descarada y permanente infidelidad. Ella no era la primera vez que le mentía, engañaba y no cumplía la palabra de comportarse a la altura de las circunstancias. Algo así es la experiencia que existe con el oficialismo de fracasos en rondas anteriores.
Esta vez la realidad no es la misma en la oposición ni en el gobierno, pero si nos vamos a los extremos ya María Corina Machado sentenció el fracaso de ese acuerdo y encendió el ventilador para esparcir de materia fecal a todo el mundo sin considerar la seriedad, credibilidad y honorabilidad de hombres y mujeres que conforman la Plataforma Unitaria y la recién designada comisión electoral de las primarias. Seguramente, ni los porteros del hotel en la Ciudad de México, donde fue firmado el acuerdo escapen de las “sospechas” de ser favorecidos en las propinas de alguna de esas “tajaditas” a decir de María Corina Machado.
Esperemos que la dirigente “opositora” revele en las venideras horas los nombres y montos de los tajadores o rebanados en divisas que, según ella, tendrá “cada uno de los representados, incluyendo la ONU” entre los que seguramente a alguno de éstos diplomáticos los señalamientos de la venezolana no agradan en nada, porque solo persiguen enlodar también el trabajo de una misión de acompañamiento a través de obtener provecho electoral de un tema sinónimo de desastre humanitario en un país que como el nuestro tiene los primeros lugares estadísticos en pobreza, miseria, desnutrición y atraso que registran las agencias de socorro adscritas a la ONU.
Si bien es cierto que el dinero que será liberado no estará administrado por el gobierno venezolano para atender el mejoramiento de los destruidos servicios eléctrico, sanitario, educativo, alimentario y a familias afectadas por las lluvias, eso ha caído bien en la discusión y análisis ya dentro de Venezuela, pero contrariamente a la delegación opositora le han dado hasta con el lampazo y el tobo de limpiar pisos por no incluir en los acuerdos la liberación y mejores condiciones de vida de los presos políticos, civiles y militares, muchos de ellos a quienes se les irrespetan sus derechos humanos más elementales y las disposiciones que en esa materia dispone la Constitución Bolivariana de Venezuela. Quizá sólo en ese punto coincidamos miles de venezolanos con la dirigente de Vente Venezuela, pero dejémoslo hasta aquí no vaya a pasar que quien esto escribe aparezca en alguna fulana lista de la señora Machado.
Por José Aranguibel Carrasco