jueves, noviembre 21

El desastre eléctrico se arregla con un cambio de Gobierno

Este cronista, que poco sabe de materia eléctrica pero que vive indagando las causas de este desastre que vivimos los venezolanos, ha llegado a la triste conclusión que el problema no tendrá solución hasta tanto salga del poder el desastroso régimen revolucionario instaurado por Hugo Chavez y continuado por Nicolás Maduro.

Y no tiene solución aparente porque todos los informes de técnicos especializados en la materia a los cuales he tenido acceso, indican que se requieren miles de millones de dólares para superar la crisis, y el país ya sabemos que no los tiene y tampoco los organismos financieros internacionales están dispuestos a prestar un solo centavo, ni una locha negra, porque saben el destino que tendrán esos recursos que no es otro que la malversación y el robo.

Ya en 1998, un poco antes de asumir el mando Hugo Chávez Frias, el sistema eléctrico venezolano, con empresas públicas y privadas proveyendo el servicio, era considerado el mejor de América Latina, en cobertura pues llegaba al 97 por ciento de la población, pero también era eficiente por la calidad de servicio, tecnología, robustez, estabilidad y confiabilidad.

Hoy, en 2024, el sector es incapaz de atender la demanda de electricidad pese a que esta es menor porque la crisis económica desatada por la barbarie y la furia revolucionaria contrajo esa demanda por cierre de industrias y comercios, e incluso la diaspora de unos 7 millones de venezolanos aventados a una migración forzosa que lógicamente incide en la demanda de electricidad.

Desde 2009 cuando inició el colapso gracias al olvido de la palabra mantenimiento que prácticamente dejó fuera de servicio a las plantas termoeléctricas del país y la falta de inversión para crear nuevas fuentes de generación eléctrica, tanto Hugo Chávez y posteriormente Nicolás Maduro no asumieron su barranco sobre el desastre y buscaban culpables por todos lados: Chávez culpaba al fenómeno del Niño y otras excusas, Maduro le echaba dedo públicamente a la oposición diciendo que fue sabotaje, y terrorismo, y cosas por el estilo, pero nadie se calaba esas mentiras.

Todos los venezolanos sabíamos que no se trataba de sabotaje, ni terrorismo, ni nada parecido, sino a la irresponsabilidad y a la tremenda ineficiencia de Maduro y de sus personeros, asi como a la corrupción del régimen.

En 1999 paralizaron los planes de expansión en ejecución. En 2002 congelaron las tarifas eléctricas. En abril de 2009 la crisis del sector eléctrico se hizo evidente y el régimen, a través de Corpoelec impuso restricciones al consumo de electricidad, por la fuerte sequía y la parálisis del parque térmico.

En 2010 continuo la locura revolucionaria, se decretó la emergencia eléctrica y se aprobó una Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico, «socialista», que prohibió la participación privada en el sector.

Las empresas eléctricas existentes fueron integradas en una sola: Corpoelec que si algo hizo fue agravar la crisis pues trajo consigo un caos operativo y administrativo del cual hoy sufrimos las consecuencias.

Un inforne técnico al cual este cronista ha tenido acceso, dice que fue abandonada la gestión comercial y no cobraron más nunca el servicio eléctrico lo cual no fue más que un disparate porque sólo contribuyó a una rebaja notable de los ingresos y a aumentar más el caos en la prestación del servicio. Pero también fue abandonada la planificación y los criterios técnicos y económicos para la toma de decisiones.

Se desprofesionalizó la industria y se partidizaron todas las estructuras organizativas de Corpoelec, y finalmente la corrupción desatada que devoró miles de millones de dólares.

El problema es tan grave, estimados lectores, que el desastre del servicio eléctrico acarrea fallas de otros servicios como agua, telefonía, internet, metros y ferrocarriles, que operan con electricidad.

Entonces Maduro le cae a «covas» a la nación y desde hace 8 años o un poco más nos viene amenazando con que el nuevo año entrante es el del arranque definitivo e inventa unos motores que se fundieron, las siete no sé qué cosas y toda una sarta de promesas que jamás se cumplen porque, sencillamente, sin un servicio eléctrico eficiente y colapsado que obliga a racionamientos y apagones sobrevenidos, no puede haber reactivación económica alguna.

Esos apagones han destruido empresas, han acabado negocios, han destruido aparatos eléctricos, neveras, ventiladores, televisores, computadoras y hasta vidas humanas, y, esto ha sucedido de manera tan grave y continuada desde hace 10 años a todo lo largo del país, pero con más fuerza en el Zulia.

Definitivamente, no hay otra salida que el abandono del poder por parte de Nicolás Maduro y eso lo lograremos cuando sea electa Maria Corina Machado Presidenta de la República a punta de avasallantes votos democráticas.

Por: Emiro Albornoz / Periodista
emiroalbornozl@gmail.com