La técnica del «deepfake», basada en la creación de recursos audiovisuales mediante la inteligencia artificial, constituye «una revolución» para los medios de comunicación digitales, al igual que lo fue, en su día, la imprenta de Johanes Gutenberg, el cine o la televisión.
Esta técnica permite manipular una imagen en movimiento para «hacer que parezca la de otra persona”, agrega en una entrevista con EFE la doctora en Comunicación Audiovisual y profesora del Grado en Diseño Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR, España), Nadia McGowan.
El actor actor estadounidse Bruce Willis vendió recientemente los derechos de su imagen para ser utilizada en futuros proyectos mediante inteligencia artificial, y también lo hacen otros famosos, que se suman a la llamada tecnología «deepfake».
McGowan aclara dudas sobre lo que implica, cómo se utiliza en el cine y en la publicidad, qué supone para la industria audiovisual, cuáles son los límites de privacidad en el uso de la imagen digital de un fallecido o en la vida cotidiana de cualquier ciudadano, entre otros aspectos.
Photoshop -programa de edición fotográfica- dio la oportunidad de “editar y manipular” fotografías, y en la actualidad, los «deepfakes» permiten manipular vídeos e imágenes “de una manera convincente”, explica.
Según la especialista, hace unos años, la manipulación de vídeos solo la podían hacer los estudios de Hollywood, como ocurrió, por ejemplo, en la película «Forrest Gump» (1994). O determinados gobiernos, como, según relata, hizo el líder soviético Joseph Stalin, quien tenía un equipo “ultraespecializado” que dedicaba semanas a manipular una única imagen.
Por: Agencia