Tremendo sapo resultó Alex Saab, el testaferro y diplomático designado por Nicolás Maduro, quien para sorpresa de muchos, sobre todo para los asiduos a Miraflores esos que hasta salieron a protestar y levantaron pancartas para exigir libertad, éste llevaba tiempo salvándose el pellejo.
Mientras Nicolás Maduro le lanzaba salvavidas y lo convertía en un diplomático mártir, el sapo intentaba salvarse a toda costa, sin importar que, en el intento por sobrevivir, estaría hundiendo y señalando a su «salvador».
La noticia, ya confirmada, que revelaba a Alex Saab como colaborador de la DEA, puso a temblar de miedo a unos, y de rabia a otros, los primeros, por su vinculación con sobornos y comisiones millonarias, y los segundos, por saberse manipulados, estafados y hasta obligados a dar la cara y marchar por la libertad de este “sapo traidor” del régimen.
Seguro estamos que uno de los más sorprendidos con este trascendido fue precisamente Jorge Rodríguez, el psiquiatra, a quien vimos en México, algo descolocado y portando una pancarta con el rostro del testaferro colombiano, exigiendo su libertad y hasta condicionando el diálogo, exigiendo su incorporación entre los portavoces del régimen.
Pero resulta que las investigaciones periodísticas y los documentos judiciales del caso revelaron que la vinculación entre este “diplomático” de Maduro, la DEA y el FBI, databa del 2016.
En agosto de 2016 se produjo la primera reunión entre Saab, representado por un abogado penal en los Estados Unidos y su abogado colombiano, y agentes especiales de la DEA y el FBI en Bogotá, Colombia.
Los documentos registraron que Saab Morán fue interrogado por estas fuerzas de seguridad y desde ese primer encuentro, habría proporcionado información sobre contratos con el régimen para construir viviendas de interés social, sobre la procedencia del dinero y otros detalles.
Luego en junio de 2018 reconoció ante la autoridad de EE.UU que habría pagado sobornos a funcionarios del régimen venezolano en relación con los contratos que le otorgaron para proporcionar alimentos a Venezuela.
Ese mismo mes firmó un acuerdo de fuente de cooperación con la DEA y poco después se convirtió en una fuente activa de aplicación de la ley, manteniendo comunicación con agentes especiales de la DEA.
Los documentos de la colaboración de Saab y la DEA dan cuenta incluso de transacciones bancarias, como transferencias electrónicas que superan los 13 millones de dólares, que envió el cantante testaferro a cuentas bancarias controladas por la Administración para el Control de Drogas, movimientos que se efectuaron entre agosto de 2018 y febrero 2019.
La orquesta dejó de sonar momentáneamente cuando Saab incumplió el plazo acordado con agentes especiales de la DEA y fiscales de la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos y del Departamento de Justicia en Europa para entregarse. De allí que ante su negativa se inició su procesamiento por el Distrito Sur de Florida lo que derivó en su captura, en su extradición y posterior encarcelamiento.
Otro que resultó miembro de este, cada vez más grande, “Cartel de los Sapos”, y quien también decidió cambiar de profesión, de tesorero a cantante, fue el ex tesorero de Hugo Chávez, Alejandro Andrade Cedeño, quien negoció su libertad y se convirtió en el testigo más importante que ha tenido hasta ahora Estados Unidos para investigar la corrupción en Venezuela.
Lo cierto es que Alex Saab es hoy una pieza clave para cualquier procedimiento judicial que se decida emprender en contra de Nicolas Maduro Moros, y lo irónico del caso, es que no se trata de un solo cantante. Todo lo contrario, la DEA y el FBI han logrado orquestar todo un coro, y no de voces blancas precisamente.
Saab es tan solo uno de los muchos funcionarios del entorno del régimen que están cantando, salvando su pellejo, y lanzando a los leones de la desgracia a su “salvador”, “benefactor” y socio de sus fechorías. Veremos cómo, poco a poco, saldrán otros cantantes sapos que soltarán la ópera completa.
El tiempo nos sigue dando la razón. ¡La justicia tarda, pero llega! Y más temprano que tarde llegará a tu puerta Nicolás Maduro Moros.
Por: Lester Toledo