La feligresía desde muy temprano se acercó a la Basílica San Juan de Dios este 18 de noviembre, al cumplirse 312 años de la renovación milagrosa de la imagen de nuestra señora de Chiquinquirá. A las 4.00 de la tarde todos los presentes en la plazoleta empezaron a escuchar el santo rosario que indicaba que faltaba poco para la Virgen Morena saliera del templo a la Eucaristía Pontifical.
Eran las 5.00 de la tarde cuando la puerta de la Basílica se abrió. Salió monseñor José Luis Azuaje; el párroco Nedward Andrade y un grupo de sacerdotes que caminaron juntos hasta el altar, desde donde se oficiaría la santa misa.
Detrás de los sacerdotes se veía el cofre sagrado con la réplica de La Chinita cargado por los servidores de María. Al acostumbrado paso lento, la Virgen empezó a asomarse, pero no venía sola; la reliquia del beato José Gregorio Hernández la acompañaba.
Minutos emotivos se vivieron en el momento que La Chinita y el beato estaban frente a la feligresía. En ese instante también se acercó un grupo de médicos que fue invitado en representación de todo el personal de salud de Venezuela que ha luchado contra la pandemia del COVID-19.
Los servidores ubicaron en el altar a la reliquia de José Gregorio, mientras que la Patrona de los zulianos quedó en su cofre de oro, que estaba decorado con flores blancas y amarillas, del lado derecho del altar. Tras el homenaje al beato inició la eucaristía.
“Olvidarse que otros tiempos fueron mejores”
El monseñor Azuaje inició el sermón recordando la nobleza de la tierra venezolana y pidió evitar seguirla haciendo “más estéril”. Destacó todo lo que el Zulia “nos ha dado y debemos seguir la frase del himno de La Chinita: nuestro Pueblo, ama y lucha canta y Ora”.
Lamentó que existan pensamientos de que la situación que se está viviendo es la que “merecemos y nos negamos a la creatividad”.
Azuaje manifestó lo importante de renovar la fe para romper el pesimismo. “Hay que olvidarse de que otros tiempos fueron mejores, porque eso nos paraliza”.
Monseñor además, mencionó el comunicado de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana en referencia a las próximas elecciones.
Destacó la importancia de que cada uno ponga lo mejor de sí para contribuir “desde el calor de los hogares las bases para la deseada reconstrucción nacional, a fin de que Venezuela sea la «casa común» de todos, tanto de los que piensan distintos, como los que el país se encuentran y de los que están «fuera añorando volver».
“Se impone redoblar la esperanza humana y cristiana en la realidad de todos los venezolanos”, señaló monseñor Azuaje.
Luego de culminada la homilía los servidores alzaron nuevamente a la Virgen de Chiquinquirá en ese instante se escuchó un grito de “Viva la Virgen” la feligresía respondió: “Que viva”. El cielo se iluminó con los fuegos artificiales que duraron uno 10 minutos.
Los gaiteros cantaban mientras los servidores volvieron a cargar la Santa Reliquia para que la madre de Dios bendijera a todo el pueblo zuliano y saliera en el tradicional recorrido en el María Móvil. El público alzaba sus manos en símbolo de agradecimiento y petición.
Llena de fe
Entre los devotos presentes en la plazoleta se encontraba Lida Salcedo, una joven que llevaba un turbante, una franela con la imagen de la Virgen y jeans. Estaba montada en una silla para tener mejor visual al momento que la Virgen se acercara al tumulto de personas.
Contó que La Chinita “la mantiene viva” ya que padece un tumor de cuello uterino. Dijo ser una fiel creyente. Entre lágrimas señaló que solo pide salud para ella y su familia.
Así como Salcedo son muchas las personas que este 18 de noviembre agradecieron a la Virgen de Chiquinquirá por los milagros concedidos.
Por: María Gabriela Villalobos / Fotos: Lizaura Noriega