Los opositores al golpe de Estado en Birmania mancharon de pintura roja las calles de Rangún el sábado para denunciar la feroz represión de las fuerzas de seguridad que dejó al menos 40 muertos en las últimas horas, lo que aumentó los llamados para que la ONU intervenga.
El embajador birmano ante la ONU, Kyaw Moe Tun, despedido por la Junta pero que sigue en su puesto, instó al Consejo de Seguridad de la ONU a actuar.
«Por favor, por favor, actúen«, pidió el embajador, que también reclama una «zona de exclusión aérea» para contrarrestar las incursiones del régimen contra las minorías, sanciones contra la junta y un embargo de armas.
Desde el golpe militar del 1 de febrero que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, Birmania se ha visto sacudida por protestas diarias en las que han muerto al menos 618 civiles, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).
La junta califica a las víctimas de «terroristas violentos» y ha contabilizado 248 muertos desde el 1 de febrero, dijo el viernes un portavoz.
A pesar del baño de sangre, las protestas y las huelgas continúan. Los manifestantes intentan frustrar la represión con medios de acción alternativos.
El sábado, arrojaron pintura escarlata en las calles del centro de Rangún, cerca de la Pagoda Shwedagon, como parte de una iniciativa llamada «Movimiento Rojo«.
«Unámonos y mostremos con valentía en rojo que no se permitirá que el régimen dictatorial nos gobierne en absoluto«, dijo un estudiante en Facebook.
Panfletos que decían «No nos gobernarán» fueron esparcidos en varias partes de Rangún. En Mandalay (centro), los pegaron a la estatua del general Aung San, padre de Aung San Suu Kyi y héroe de la independencia birmana.
Cadáveres amontonados
La ex líder civil, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1991, está incomunicada desde el golpe y es objeto de varias acusaciones judiciales.
Las restricciones de la junta al acceso a internet están dificultando la circulación y la verificación de la información.
Pese a ello, el sábado surgieron detalles de un día de violencia en Bago (65 km al noreste de Rangún) que hizo que los residentes huyeran a los pueblos cercanos.
Al menos 40 manifestantes murieron el viernes en la represión de las fuerzas de seguridad que impidió a los socorristas recuperar los cadáveres, dijo un residente a la AFP.
Los medios locales informaron de un número de muertos mucho mayor.
«Amontonaron todos los cadáveres, los cargaron en su camión militar y se los llevaron«, dijo el residente, añadiendo que las autoridades arrestaron luego a gente en el lugar.
Las imágenes filmadas el viernes por la mañana y verificadas por AFP muestran a los manifestantes escondidos detrás de barricadas de sacos de arena, armados con armas caseras, con el sonido de fondo de explosiones.
La comunidad internacional está cada vez más alarmada por la situación.
Rusia y China rechazan la idea de las sanciones. Estados Unidos y varios países europeos pidieron el viernes al Consejo de Seguridad que vaya más allá de las tres declaraciones unánimes adoptadas desde el golpe de Estado.
La enviada de la ONU para Birmania, Christine Schraner Burgener, inició el viernes en Tailandia una gira por Asia que la llevará también a China y a los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), que celebrará una cumbre de emergencia en Yakarta el 20 de abril. Sin embargo, Birmania sigue negándose a acogerla.
Por: Agencia