El 54 % de los hogares venezolanos sobrevive con un ingreso inferior a 201 dólares mensuales, mientras que solo 2% supera el umbral de los 1.000 dólares, indica una encuesta reciente realizada, a escala nacional, por la consultora Poder y Estrategia.
De acuerdo con el sondeo de la empresa especializada en análisis de mercado y asesoría estratégica, 23 % de los hogares venezolanos sobrevive con menos de 100 dólares mensuales, cuando la canasta alimentaria básica de 60 productos básicos del Cendas-FVM alcanzó los 523 dólares en mayo pasado, reseñó Banca y Negocios.
Estos datos indican que casi un cuarto de los hogares venezolanos alcanza a cubrir apenas 19 % de sus necesidades de alimentación.
Según la encuesta, el grupo más grande de los encuestados 31 % se ubica en un nivel de ingreso mensual de entre 101 y 200 dólares mensuales, lo que quiere decir que alcanza a cubrir menos de 40 % -38,2 % concretamente de la más reciente canasta alimentaria del Cendas-FVM.
«Estos niveles de ingreso evidencian la precariedad de la economía venezolana en la cual aproximadamente el 78 % de los hogares vive por debajo de la línea de pobreza extrema, si utilizamos los parámetros del Banco Mundial», señala el reporte de Poder y Estrategia.
El rango de los datos establecido por Poder y Estrategia en su encuesta revela una situación de precariedad masiva en el país, ya que apenas un 7 % de los hogares venezolanos encuestados se puede considerar «privilegiado» por ganar más de 500 dólares mensuales.
Lo concreto es que este «privilegio» consiste en destinar un aproximado de 80 % de sus ingresos familiares a comer, mientras que apenas un 2 % de los hogares venezolanos puede destinar alrededor de 45 % de su presupuesto a otros gastos.
Un trabajo reciente de otra consultora, Atenas Grupo Consultores, indica que 86 % de los venezolanos se ve en la necesidad de tener un trabajo alternativo para sobrevivir, una situación que tiene diversos impactos no solo en la calidad de vida de las personas, sino también en la productividad de la economía formal.
Hay que subrayar que el estudio de Poder y Estrategia, basado en una muestra estratificada de 800 entrevistas, realizadas en Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Puerto La Cruz, Barcelona, San Cristóbal y Barinas, se refiere a grupos familiares y no a individuos.
Esto significa que, en el estrato de menor ingreso, el salario promedio por individuo está en alrededor de 30 dólares, si se utiliza el parámetro que usa Cedice-Libertad para su «inflaciómetro» en el que mide el consumo de una familia con tres integrantes en promedio.
Precariedad emocional
El biólogo y doctor en Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, Alex Fergusson, escribió en un artículo publicado por El Debate en abril pasado, llamó la atención sobre la situación emocional que produce la precariedad económica que cunde en Venezuela como una epidemia.
He aquí algunas de sus afirmaciones:
«La primera evidencia del deterioro de la salud mental de los venezolanos fue el aumento de las consultas psicológicas (un 435 % en los últimos dos años), por depresión, ansiedad, ataques de pánico, estrés crónico, ataques de ira, trastornos de sueño y sensación de soledad, mayormente en mujeres y jóvenes, tal como informan instituciones especializadas».
Más adelante indica que «más recientemente, se ha detectado la presencia de nuevos trastornos psicológicos como el Burnout o «Síndrome del trabajador quemado» que es un tipo especial de estrés relacionado con el trabajo y que consiste en un estado de agotamiento físico o emocional, que también implica una ausencia de la sensación de logro y la pérdida de la identidad personal».
«Un estudio realizado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en enero de este año, llamado Psicodata, reveló que el 90 % de los venezolanos viven preocupados por la situación del país, y que el 40 % manifiesta que su ánimo se ha deteriorado; también muestra que la grave situación económica es la principal causa de estrés, sobre todo para los pobres, que representan el 81,5 % de la población».
Las mujeres, los jóvenes y la población de la tercera edad son especialmente vulnerables en este clima de crisis económica estructural, cuyas causas son frecuentemente debatidas, sobre todo en redes sociales, pero sobre sus soluciones concretas y con perspectiva de largo plazo la discusión pública es mucho menos abundante.
Por Agencia