La mexicana Dulce María asegura que dejó atrás el mal trago que le supuso el no haber podido ser parte de la reunión de su exagrupación RBD luego de 12 años de separación, pues con la presentación que llevó a cabo en el concierto “2000s Pop Tour”, tuvo un satisfactorio reencuentro con su público y una lluvia de emociones al revivir los éxitos de la banda.
“Estoy dando lo mejor de mí precisamente porque no pude estar en ese homenaje porque estaba embarazada, tenía problemas de salud, mi embarazo era de alto riesgo y por eso para mí sí es como darles este pedacito de nostalgia que yo no pude dar físicamente en ese entonces”, dice en entrevista con EFE la cantante.
El pasado 10 de junio Dulce María se subió al escenario de la Arena CDMX junto a diez cantantes y agrupaciones que marcaron a toda la generación de principios de siglo.
Si bien ella era la única en presentarse de la banda que tuvo junto a Alfonso Herrera, Anahí, Christian Chávez y Maite Perroni, no le impidió poder cantar temas como “Aún hay algo” o “Tras de mí”, que fueron algunos de los himnos que hicieron grande a RBD.
“Fue súper intenso e impactante, tenía mucho tiempo de no regresar a los escenarios, mi bebé tiene un año y medio y había estado encerrada en la pandemia siendo mamá. Regresar y que la gente me recibiera tan bonito y con tanto cariño fue increíble, una locura la nostalgia que se siente”, responde la cantante.
Además, el homenaje no solo quedo en la cuestión musical, pues la cantante sorprendió a todos sus seguidores al salir al escenario con el característico cabello de su personaje Roberta Pardo en la telenovela «Rebelde» (2004) -que dio vida a RBD- al portar una vez más un negro muy intenso con mechas en colores rojas, naranjas y amarillas, una decisión de «último minuto» que la regresó a cuando tenía 19 años.
«Nadie nos lo esperábamos, yo le dije a mi estilista que no me quería pintar el pelo de rojo pero que me gustaría tener un guiño de esa época, algo de Roberta y le mandé una foto. (…) Ese día llegó con las extensiones tal cual y yo no lo podía creer, volví a ser Roberta», cuenta.
En su bolsa casualmente llevaba un piercing para la nariz, muy ad hoc a su personaje y lo que terminó de completar el «look» fue la americana roja que rememoraba el uniforme del Elite Way School, colegio en el que estudiaban en la ficción.
Por: Agencia