El equipo del presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva (PT), comunicó a los integrantes del Itamaraty que a la toma de posesión deben ser invitados «todos los países con los que Brasil mantiene relaciones diplomáticas», entre ellos Venezuela.
La invitación y la llegada de Nicolás Maduro, sin embargo, chocan con una medida del gobierno de Bolsonaro que le impide ingresar al país.
La Ordenanza Interministerial número 7, de 2019, firmada por los entonces ministros de Justicia, Sérgio Moro, y de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, “impide el ingreso al país de altos funcionarios del régimen venezolano, que con su actuación contravengan las principios y objetivos de la Constitución Federal, atacando la democracia, la dignidad de la persona humana y la prevalencia de los derechos humanos». Maduro forma parte de la lista elaborada por Itamaraty con base en la ordenanza.
El texto se basa en artículos de la Constitución brasileña, resoluciones de la Organización de los Estados Americanos (OEA), a la que Brasil se adhirió, una resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) y declaraciones del Grupo de Lima.
Por ello, integrantes de la transición de gobierno, del grupo de Relaciones Exteriores y de la organización del Acto de Toma de Posesión estudian cómo viabilizar la llegada del chavista.
Estiman que el presidente Jair Bolsonaro no respondería a un pedido de revocación de la ordenanza y que el caso sería explotado políticamente contra Lula.
El tema ha sido discutido en la transición y con Itamaraty. Integrantes del grupo entienden que, de momento, Maduro ni siquiera podría ser invitado, aunque Brasil no ha roto formalmente las relaciones, y solo ha retirado diplomáticos del país vecino, desactivando la embajada y la red consular. Venezuela todavía tiene una embajada en Brasilia, pero sin representantes de alto nivel.
Por: Agencia