jueves, diciembre 26

Día de la Madres en diáspora, un abrazo que ahora es marcado por las fronteras

No es ningún secreto que más de cuatro millones de venezolanos viven fueras del país que los vio nacer porque encontraron en otras latitudes las oportunidades que en su propia nación no hallaron. La consecuencia directa de esto fue una fractura en el núcleo familiar inédito en el país que nadie lo sintió más que las madres.

Este domingo 9 mayo Foco Informativo entrevistó a dos mujeres, sin ninguna clase de parentesco para conocer dos perspectivas diferentes de este Día de la Madre que muchos venezolanos viven, si se quiere, de una manera atípica.

Nelly Infante de González tiene a su hija Angélica Coromoto González en Chile desde hace dos años, mientras que ella permanece aquí, sin embargo, es su rostro y su voz lo que primero ve y escucha cada mañana.

“Al despertarme le escribo de una vez, le echo la bendición y le deseo éxito y le pregunto ya desayunaste y al mediodía ella me dice buen provecho o viceversa”, indicó la señora Nelly.

Uno de los momentos en los que más extraña a Angélica es cuando sale de compra porque era una actividad que ambas compartían, así como el bocadillo nocturno previo a irse a la cama que las dos comían a escondidas de los demás miembros de la familia.

“De verdad la extraño demasiado. Cuando ella me dice ‘cuanto añoro un abrazó tuyo’, me pone muy mal y al momento le cambió el tema porque sé que está sensible, le hablo de otra cosa y un día después le digo que yo lo añoro más. Tres veces al día o más le digo que la amo”, detalló la progenitora.

Nunca más fue igual

Marielys Reyes tiene a su mamá, María Ruiz de Reyes, desde hace dos años y medio en otra latitud latitud. Para ella la mayoría de sus días, en especial el Día de las Madres, nunca fue igual, pues ella imaginaba tener un rol más activo en el cuidado en los años dorados de sus padres, pero la situación país obligó a que sus hermanos, radicados en Chile desde hace más de cinco años, tomaran la decisión de llevarlos a Santiago.

“Para mí, a veces, es una incertidumbre porque siempre asumí que ella estaría a mi lado toda la vida”, explicó.

Aunque ella es la que está aquí y su madre allá la situación no es diferente a la historia anterior, pues el primer mensaje que Marielys recibe, a las 6.00 de mañana aproximadamente, es el de su mamá María.

“Me envía una bendición, un pasaje bíblico o simplemente un deseo de que tenga un feliz día”, destacó al tiempo que añora esos abrazos que tienen que tiene un poder especial, al igual que sus oraciones.

En febrero la señora María y su esposo cayeron enfermos con COVID-19, situación que generó mucho nerviosismo entre toda la familia, pero en Marielys mucho más, pues la distancia la hacía sentir impotencia de no asistir en semejante momento a quien le dio la vida, pero al final todo salió bien.

Marca la distancia, pero une

Tanto para Nelly y como para Marielys la tecnología resultó una herramienta que, aunque recuerda la distancia de separación con sus seres amados, ayuda a mantener un contacto permanente y saber cómo están en casi todo el sentido de la palabra.

Nelly le pide a su hija notas de voz para sentir su tono de voz y saber cómo se siente. El 5 de mayo Angélica tuvo su hijo lejos de la familia. En Maracaibo su madre era un manojo de nervios que pedía a Dios y a la Virgen que todo saliera bien.

“Gracias a Dios que existe la tecnología porque estuve con ella casi las 12 hora que estuvo en la clínica en la dulce espera, dándole ánimo. Yo tenía susto, pero sentí una gran emoción al ver a mi nieto”, detalla Nelly.

De manera similar siente Marielys cada vez que utiliza el Smartphone porque, aunque ya ve a su madre recuperada totalmente del virus, sabe que en su voz hay un tono de tristeza, pues entiende que la señora María no estará plenamente feliz hasta que los tenga todos juntos.

 

“Ya mis días de las madres no son igual. Yo era la encargada de organizar todo. (…) Hoy lo paso en la intimidad con mi esposo y mis hijos quienes se esmeran, sin embargo, siento que igual debemos agradecer a Dios porque están viva y mantengo la esperanza de que la volveré a ver”, puntualizó.

Por: José Manuel Sánchez / Fotos: Cortesía