viernes, noviembre 8

Devoción, amor y Misericordia llenan las calles de Maracaibo

Desde las 12.30 de la tarde una gran cantidad de fieles abarrotó las calles de Maracaibo, para vivir la experiencia de la fiesta de la Divina Misericordia, con la finalidad de caminar con Jesús Resucitado, desde el templo de Nuestra Señora de la Consolación hasta el Boulevar Grano de Oro, en la avenida La Limpia.

 

En los 4.5 kilómetros de la travesía que el Pescador de Hombres caminó junto a su feligresía, las calles estaban llenas de fiesta, música y oración.

Entre las personalidades que asistieron estaba Manuel Rosales, gobernador del estado Zulia junto a su esposa Eveling de Rosales; los alcaldes Rafael Ramírez y Gustavo Fernández, de Maracaibo y San Francisco, respectivamente, ambos burgomaestres estaban acompañados de la primera Dama Municipal. También participó el líder político y candidato a las primarias opositoras por el partido Primero Justicia, Enrique Capriles.

Los jefes de los organismos de seguridad aseguraron que un total de 400 mil personas abarrotaron las calles desde la avenida Bella Vista, pasando por la avenida 5 de Julio hasta el Bulevar Grano de Oro, donde se realizó la solemne eucaristía oficiada por monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo.

Milagros de Misericordia

Durante la Hora Santa, en el Templo de Nuestra Señora de la Consolación, una pequeña niña de 11 años dijo el tercer misterio de la coronilla de la Misericordia.

María Esperanza, es obra de un gran milagro de Jesús de la Misericordia, así lo expresó su progenitora María Gracia Ortega.

«Justo en el momento de la Hora Santa, hace 10 años con la niña en los brazos le pedía a Jesús de la Misericordia que me la sanara, ella tenía Microcefalia una enfermedad congénita y Él obro en ella y sigue obrando«, expresó.

La pequeña manifestó sentir muchos nervios antes de decir la coronilla. «Yo estaba nerviosa, pero poco a poco sentí paz, es la primera vez que lo hago», manifestó.

Destacó que le pedía al Señor que le siguiera dando más salud. «También que me enseñó a ser mejor persona cada día».

Peticiones por los migrantes

Muchos fieles que llegaron a los pies de la Divina Misericordia, con lágrimas corriendo por sus rostros, para pedir por sus familiares que salieron a otras tierras por la situación del país.

Gabriela Álvarez, durante ocho años, caminaba junto a sus familiares las calles de Maracaibo con Jesús de la Misericordia cada siguiente domingo después de Semana Santa.

En esta oportunidad durante la Hora Santa, Álvarez pidió al Pescador de Hombres por toda su familia que se encuentra en el exterior.

«Pido por mis familiares, que estén bien donde están, hoy vine sola, bueno con Jesús de la Misericordia, para pedir por la salud de ellos y el mío«, manifestó.

María García, con estampillas de Jesús de la Misericordia, caminaba por las calles marabinas cumpliendo una promesa por su esposo.

«Estoy aquí repartiendo el legado de Jesús de la Misericordia, dando gracias, mi esposo se fue por la selva del Daríen y logró pasar con vida, estoy cumpliendo por él y por mí, yo estaba en Bogotá y desde allá celebraba este día en mi casa ahora la camino«, contó.

«Sin calor, solo oración y amor»

Un grupo de amigas, estaban en la esquina de 5 de Julio, a la espera de la santa imagen de Jesús de la Misericordia, manifestó que estaban con alegría, amor y devoción en la caminata de Jesucristo Resucitado.

«No hay calor, no hay sudor, solo hay mucha alegría para glorificar el nombre del Señor, aquí estamos, yo tengo cuatro años viniendo y les dije a ellas que vinieran, para que sintieran la energía del momento«, señaló Ana Martinez.

«Es primera vez que venimos, y vamos hasta Grano de Oro, es increíble la energía que se siente, a partir de aqui seguiré viniendo, estoy muy feliz de ser inundada con el amor y misericordia de Jesús»., manifestó Carolina Medina.

A lo largo de toda la larga travesía se colocaron un punto de hidratación en cada esquina, además de cuatro oasis de Misericordia, con puntos de salud de la Gobernación del Zulia y de la Alcaldía de Maracaibo.

Por: Evelis Borjes/ Fotos: Lizaura Noriega