El nuevo descubrimiento se llama “GJ 367 b” y, aunque es algo mayor que Marte, este exoplaneta pequeño, rocoso, muy denso y rico en hierro, es uno de los más pesados de los casi 5000 descubiertos hasta ahora. Su origen es todo un misterio y estudiarlo ayudará a averiguar más cosas sobre la evolución y formación de los planetas terrestres, reseñó Infobae.
El planeta ha sido descubierto por un grupo internacional de 78 científicos liderados por el Instituto de Investigación Planetaria del DLR (Centro Aeroespacial Alemán) y los detalles del hallazgo se publican hoy en la revista Science. “GJ 367 b tiene un núcleo muy grande de hierro y una pequeña parte de silicatos como la Tierra, una composición parecida a la de Mercurio, que es el planeta más cercano al Sol de nuestro sistema solar”, explicó Enric Pallé, investigador del Instituto de Astrofísica del archipiélago español de Canarias (IAC) y coautor del estudio.
Además, este curioso exoplaneta, que está a solo 31 años luz de la Tierra, gira en torno a una estrella en aproximadamente 8 horas, es decir que “su año dura menos que un día en la Tierra”, añade el investigador. Los astrónomos no lo han visto directamente, pero han podido estimar su tamaño y masa observando sus efectos en la estrella que orbita.
Como muchos exoplanetas, GJ 367 b fue detectado por el satélite TESS de la agencia espacial estadounidense NASA que busca planetas en tránsito, lo que se produce cuando un planeta pasa por delante de su estrella y absorbe parte de la luz del astro, un fenómeno que por lo general se estudia desde el espacio para evitar que la atmósfera terrestre distorsione el resultado de la observación.
Una vez detectado por TESS, los astrónomos recurrieron a instrumentos como el HARPS, del telescopio del Observatorio Europeo Austral (ESO), para determinar aspectos como la velocidad radial de la estrella o calcular con mucha precisión la masa y el radio del planeta. El estudio concluye que, por sus características, GJ 367 b es un exoplaneta de “periodo ultracorto” (USP), que gira en torno a su estrella en menos de 24 horas, con un radio equivalente al 72 % del radio terrestre, y una masa cercana al 55 por ciento de la masa de la Tierra.
Estos datos permitieron a los investigadores sacar conclusiones sobre la estructura interna del exoplaneta y concluyeron que se trata de un planeta rocoso de baja masa, pero con una densidad superior a la de la Tierra.
“La alta densidad indica que el planeta está dominado por un núcleo de hierro”, explica Szilárd Csizmadia, investigador del Instituto de Investigación Planetaria del DLR y primer autor del estudio. La investigación también detalla que el exoplaneta orbita a una estrella roja llamada GJ 367 -la mitad de grande que el Sol- pero lo hace tan cerca de ella que “recibe 500 veces más radiación que la Tierra del Sol, lo que significa que su temperatura en la superficie debe superar los 1.500 grados Celsius”, explica el español Pallé. Esta temperatura es suficiente para fundir las rocas y metales de la superficie, por lo que GJ 367 b no puede considerarse una “segunda Tierra”, apunta el estudio.
“A partir de nuestras mediciones, encontramos que este exoplaneta es más pequeño y menos masivo que la Tierra”, dice Kristine Lam, investigadora del Instituto de Investigación Planetaria del Centro Aeroespacial Alemán en Berlín. “Podemos imaginar que este planeta es probablemente como un planeta fundido, a una temperatura en la que muchos metales pueden comenzar a derretirse. Tal vez tenga lava, y tal vez no tenga atmósfera, pero por el momento no lo sabemos todavía.Lo que sí sabemos es que este planeta es bastante denso y tiene un interior similar al de Mercurio”, agregó Lam.
Debido a que este planeta orbita alrededor de una estrella brillante cercana, los científicos deberían poder obtener aún más información al respecto con el Telescopio Espacial James Webb, que se lanzará próximamente, que está programado para despegar el 22 de diciembre. Si un océano de magma cubre este planeta, y si fuera posible flotar en su superficie y mirar hacia el cielo, la estrella roja que está girando se vería 30 veces más grande en el cielo que el Sol en el cielo de la Tierra, dice Joshua Winn, astrónomo de la Universidad de Princeton.
Para Pallé, este planeta es “muy interesante” porque “es uno de los más pequeños que se ha descubierto, pero también porque es muy denso, y eso nos obliga a plantearnos cómo ha llegado hasta allí, dado que es casi seguro que no se formó ahí”.
Una posibilidad es que “ese sistema solar haya albergado otros planetas -que todavía estén ahí y no los hayamos detectado aún- y que hayan interactuado con él o le hayan empujado hasta esta órbita tan cercana a su estrella”, señala Pallé. “GJ 367 b no solo es de los planetas más pequeños que conocemos y de los que más rápido rotan en torno a su estrella, sino que además tiene una historia muy interesante que ahora tenemos que desentrañar”, concluye.
Por Agencia