miércoles, diciembre 25

De 159 centros de diálisis que había en 2018 en Venezuela ahora quedan menos de 50

Este mes de junio se cumplieron 7 años de la suspensión de trasplantes de órganos en Venezuela, una medida que ha dejado a miles de personas, sobre todo a pacientes renales dependientes de diálisis, en condición crítica.

El presidente de la Sociedad Venezolana de Nefrología, José Escalona, señaló que el número de pacientes renales que ingresan a programas de diálisis cada vez son más, por descontrol en enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión.

“Pacientes diabéticos o hipertensos deben estar pendientes de su valor de creatinina, si está por encima de 1, deben tener su evaluación con el nefrólogo. Paradójicamente pacientes que llegan a la terapia nunca fueron vistos por un nefrólogo y la mortalidad es sumamente alta en aquellos pacientes que no han llegado a diálisis”, explicó en el programa Punto y Seguimos de Radio Fe y Alegría Noticias.

De acuerdo con Escalona, pese al aumento de personas con esta complicación, los centros de diálisis se han reducido y, lo que es peor, en pacientes avanzados casi no se realizan trasplantes en el país.

“En 2018 había 159 unidades de diálisis en todo el territorio nacional con un promedio de 6 mil pacientes. Actualmente las unidades de diálisis no sobrepasan los 50 centros y cada uno tiene problemáticas particulares”, indicó.

Un país sin trasplantes y con una diálisis deficiente

Según el especialista, el Instituto Venezolano de Seguro Social (IVSS) paga a centros privados por atender a los pacientes renales, pero este monto es insuficiente lo que impide que se hagan mantenimientos adecuados para los equipos de hemodiálisis, pagar gastos operativos y de personal especializado.

De acuerdo con el nefrólogo, desde hace dos años se han retomado los trasplantes entre personas vivas, pero solo se han trasplantado alrededor de 125 personas, una cifra ínfima para la cantidad de personas con insuficiencia renal.

Escalona indicó que se necesitan medidas estructurales con instituciones preparadas, personal de salud calificado y con “voluntad política” para que los recursos lleguen y los programas puedan ejecutarse de forma continua.

Por Agencia.