¿Qué porque han hecho esto?
Porque era lo más fácil.
En estos tiempos inciertos aquella frase del borrachito del final de Pedro Navaja, autoría de Rubén Blades, ha perdido vigencia. Pareciera que la vida ha dejado de darte sorpresas. Y eso incluye los resultados irreversibles del reciente Miss Venezuela, dónde una junta ad hoc incidió en los resultados finales sobre la decisión del jurado.
Cuando el Destino Nos Alcance es un película de 1973, dirigida por Richard Fleischer, dónde el hacinamiento, la contaminación y el calentamiento global causan un desastre ecológico en toda la tierra. Solo una pequeña y dominante élite tiene acceso a escasos lujos como las verduras, carnes, agua y artículos de higiene. La mayoría de la población malvive colectando agua en garrafas, sin alimentos, viviendas y consumiendo una especie de evolución de las bolsas CLAP en forma de dos productos comestibles. Soylent rojo y Soylent amarillo que son básicamente vegetales concentrados que alimentan a más de la mitad de la población mundial.
Un detective personificado por Charlton Heston, investiga el asesinato de un accionista de la todopoderosa empresa Soylent que acaba de lanzar un tercer producto para la alimentación de la prole llamado Soylent verde, supuestamente hecho con concentrado de plancton. En el apartamento del ejecutivo asesinado, el detective perteneciente a la generación del desastre mundial escéptico, como la mayoría de la población venezolana que ya no recuerda que alguna vez el salario mínimo podía cubrir la canasta básica, se encuentra con cosas que nunca había visto antes como una nevera full de comida, agua caliente con jabón y hasta una biblioteca.
Para no dejarlos sin spoiler, les diré que al final ante la destrucción del plancton en los océanos, el Soylent verde está elaborado con restos humanos. El canibalismo alimentario.
Definitivamente el destino nos ha alcanzado cuando nos ha tocado describir una nueva cotidianidad que se desenvuelve en una especie de historia contemporánea detenida, porque por encima de las apariencias levantadas para presumir de la normalidad de una minoría en la abundancia de una sociedad de limosnas institucionales.
Las consecuencias de este emporio de espejismos y promesas recicladas es que hemos terminado creyendo en nada. Cómo la fugacidad del trending topic nacional.
Aquí cualquier parecido o semejanza ha dejado de ser casualidad. Pasa en las películas y pasa en la vida real. Es que hemos terminado pareciendo un reality show de TNT.
Ahora lo que sí es difícil es alcanzar al destino que nos ha dejado botados. Por ahora. Cómo dijo nuestro Doctor Frankenstein vernáculo.
Por: Amos Smith