Croacia entra en 2023 debutando en el área de libre circulación de Schengen y estrenando el euro, tras años de esfuerzos para completar su proceso de plena integración europea.
La entrada de Croacia a la zona euro se dio a la media noche del 31 de diciembre, cuando el ministro del Interior de Croacia, Davor Bozinovic, y su homóloga eslovena, Sanja Ajanovic Hovnik, se dieron cita en el paso fronterizo de Bregana-Obrezje, en la delimitación entre ambos países.
Simultáneamente, en el croato-húngaro de Gorican-Letenye coincidirán el ministro de Exteriores croata, Gordan Grlic Radman, y el diputado húngaro Péter Cseresnyé.
En ambos casos, cruzaron en los primeros minutos del Año Nuevo las lindes libres ya de todo control y celebraron que se hayan convertido en fronteras internas de Schengen.
Con Croacia, la moneda común ya es compartida por 347 millones de ciudadanos de 20 Estados de la Unión Europea (UE), y el espacio libre de controles aduaneros abarca a 27 naciones que suman 423 millones de personas, según recalca la agencia Efe.
Las puertas que se abren así para los casi 4 millones de habitantes de Croacia despiertan la esperanza de un futuro mejor gracias al previsto impulso de su economía, y en especial del sector turístico del país adriático, responsable del 20% de su producto interior bruto (PIB).
Un 75 % de los viajeros que lo visitan provienen ya de países del área de Schengen y los economistas vaticinan que este año vendrán más, atraídos por no tener que hacer colas en las fronteras ni cambiar moneda.
Para todo 2023, pronostican que las pernoctaciones subirán un 5 %, hasta 110 millones, con el consiguiente aumento de ingresos en el sector, que este año totalizaron 11.000 millones de euros.
Por otro lado, los croatas y sus mercancías podrán moverse más ágilmente en el territorio de Schengen y en la eurozona sin tener que comprar moneda extranjera.
“Croacia será más fuerte, resistente, protegida, manos expuestas, más atractiva, segura, fiable para todos los que quieren negociar, invertir, y ser turistas en Croacia”, ha prometido el primer ministro del país, Andrej Plenkovic.
No obstante, sobre todo la introducción del euro, si bien los sondeos revelan que tiene un apoyo mayoritario entre la población croata, ha despertado en muchos ciudadanos el temor a un encarecimiento adicional, en un momento en el que sufren por la elevada inflación, del 13% interanual.
Con un salario medio de 1.000 euros, y de 411, el de la jubilación, Croacia es uno de los países más pobres de la UE.
Sus ciudadanos creen que bajo el pretexto de “redondear los precios” tendrán que desembolsar más dinero, como estiman que ha ocurrido ya en otros países cuando entraron en la eurozona.
Por: Agencia