La historia de Patricio mezcla leyenda y realidad, se pierde en la bruma de los tiempos. Uno de los biógrafos más acreditados sobre este tema, el académico irlandés T.F. O’Rahilly, propuso la “teoría de los dos Patricios” en la que sugiere que muchas de las tradiciones más tarde vinculadas a San Patricio en realidad se referían a un tal Paladio que fue enviado por el papa Celestino I como primer obispo de los cristianos irlandeses en 430 y trabajo en esa región hasta el 441, fecha en la cual murió sin poder completar su trabajo de evangelización. Este sería uno de los “Patricios”.
El segundo sería un tal Padraig el galaico, que en latín sería traducido como Patricius. De este último se tiene más noticias y con el paso de los siglos se fusionaron las dos biografías en una. Pero se sabe que ambos existieron y no son un mito, reseñó Infobae.
Padraig habría nacido alrededor del año 389 y murió en el 461. Era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejército romano; su madre Conchessa era sobrina de san Martín de Tours. Su abuelo había sido sacerdote: en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo occidente. Su vida se relatará en una Confesión (Confessio). Es decir, una biografía pero escrita muchos siglos después. Y en ella se nos cuenta que nació en Bannaven de Taberniae.
Especialistas sugieren que podría estar en Dumbarton o en Ravenglass, en Gran Bretaña o en una región de Bretaña o Escocia. Algunos escritores relatan que Padraig fue capturado a los 16 años junto con dos mujeres, Darerca y Lupida, que eran sus hermanas, pero aparentemente, esta hermandad era porque eran cristianas, no que fueran sus hermanas carnales.
Fue llevado a Silva Flocuti, es decir, el ‘bosque de Flocut’, situado cerca del “mar occidental” y trabajo como pastor para Miliue de Antrim (también conocido como Miliuc), quien lo mandó a ocuparse del rebaño en el cercano Valle de Braid, por espacio de 6 años. El escritor Thomas Cahill describe su condición: “La vida de un pastor esclavo era una vida infeliz. Arrancado de la civilización, Patricio (ya había cambiado su nombre a la traducción latina) tenía como su único protector a un hombre que no valoraba mucho su propia vida y mucho menos la de otros.
El trabajo de estos pastores era amargamente solitario, pasaban meses solos en las colinas, los contactos ocasionales que pudieran tener les acarreaban más dificultades…. Como muchos otros en circunstancias intolerables, empezó a rezar. Nunca había puesto atención a las enseñanzas de su religión, él nunca había creído en Dios, y encontraba a los sacerdotes ridículos, pero ahora, no había nadie a quien recurrir excepto el Dios de sus padres”.
Aparentemente allí aprendió a hablar irlandés. Y en un sueño se le anunció que su libertad estaba próxima y un barco le estaba esperando, por lo que decidió escapar y caminó varios días hasta algún puerto situado entre Bantry y Wexford, donde encontró un barco cuyo capitán, luego de admitirlo y tras tres días de navegación, llegó a su destino, que sería Isla Saint-Honorat. Desde el siglo V, la isla ha sido el hogar de una comunidad de Monjes cistercienses.
Conocida por los romanos como Lerina, estuvo deshabitada hasta que san Honorato fundó un monasterio en algún momento alrededor del año 410. Ahí fue bautizado y comenzó su camino al sacerdocio. Después se radicó en Auxerre durante quince años más donde conoció al obispo San Germán de Auxerre.
Algunos historiadores sostienen que en esa época hizo un viaje a Roma y que el Papa Celestino I, alrededor del 423, lo envió a Irlanda con la misión especial para que la evangelizara. ue ordenado como segundo Obispo de Irlanda y partió hacia esas tierras a concluir el trabajo de Paladio (el 1er. Patricio). Cuando llegó a Irlanda no fue bienvenido.
En el momento que desembarcó (probablemente en Wicklow) la gente fue tan hostil que de inmediato se fue al norte. Patricio sabía hablar el idioma de los irlandeses, y además -e igual de importante-, conocía sus creencias debido a los años que estuvo en cautiverio. Parecía ser experto en compartir el mensaje cristiano de modo que la gente pudiera entenderlo y recibirlo.
Es de notar como Patricio sabía explicar el catecismo y como vincularlo que las creencias pre-existentes. Si utilizó o no una hoja de trébol para explicar cómo es la Santa Trinidad ya no se discute; pero conocía bien que en esa región se creía en diosas ancestrales las cuales eran: Eriu, Fodla y Banba. Eran las tres facetas del espíritu de la tierra. También otra divinidad la diosa Brigid era representada como tres hermanas quienes personifican las fuerzas vitales: sanación, creatividad y productividad.
La historia de Patricio y la hoja de trébol reflejarían cómo se basó en el aspecto espiritual y físico que conocían bien de los irlandeses para así explicarles el evangelio en términos familiares: “la Trinidad es así es como el Trébol Tres hojas que forman una”. El trébol pasó a ser el símbolo de Irlanda y el color verde su color nacional.
El otro relato es que gracias a su intervención, en un acto milagroso, golpeó su báculo contra la tierra y todas las serpientes que habitaban en la isla fueron hacia el mar y nunca más regresaron; su iconografía también lo presenta con serpientes a sus pies. Pero nunca hubo serpientes en Irlanda. Lo que se presupone que simbolizan los ofidios es el paganismo desterrado de la isla gracias a la predicación. En el 440 Patricio se embarcó en la tarea especial de la conversión de Ulster.
En 444 Daire, el señor del distrito, le dio a escoger en su territorio cualquier sitio que él considerara adecuado para sus propósitos religiosos. Patricio escogió la colina en la cual se levanta la vieja catedral de Armagh. De Ulster San Patricio probablemente procedió hacia Meta para consolidar la evangelización y de ahí continuó su camino a través de Leinster con dos de los más distinguidos compañeros del santo Auxilius y Iserninus.
Continúo hasta su muerte visitando y predicando en las iglesias que había fundado en todas las provincias de Irlanda. Confortó a los fieles en sus dificultades, los fortaleció en la fe y en la práctica de la virtud, y ordenó sacerdotes y diáconos para continuar su labor entre ellos. Ya al final de sus días Patricio tuvo una visión: vio la totalidad de Irlanda iluminada con los más brillantes rayos de la divina fe y un ángel le decía: “la luz que encendiste, nunca se apagará”.
Patricio murió el 17 de Marzo de 493. Algunas de las antiguas crónicas registran que por varios días la luz del cielo brillaba alrededor de su lecho mortuorio y que fue velado por varios días sin corromperse. Sus restos fueron sepultados en el fuerte de Saul. La actual catedral de Downpatrick se halla junto a la tumba de san Patricio. En su momento hubo aquí un monasterio benedictino, construido en 1183. La catedral se fue construyendo poco a poco, hasta concluirse en el siglo XIX. Su tumba está marcada por una simple piedra al lado del templo catedralicio.
¿Y la cerveza? Como todos sabemos Irlanda es uno de los lugares donde más cerveza se consume. Una de las antiguas restricciones cuaresmales era no beber bebidas alcohólicas durante este periodo. Por tanto la cerveza estaba prohibida durante este tiempo especial en espera de la Pascua. Salvo que sea interrumpida la abstinencia por alguna festividad litúrgica. Por ser San Patricio el patrono de Irlanda es fiesta y por tanto ese día se rompe la abstinencia y estaba permitido tomar cerveza. Luego de los oficios religiosos, los cuales eran muy de madrugada, se abrían los pubs y los irlandeses, daban rienda suelta a su gusto por esta bebida.
Muchos irlandeses emigraron a los Estados unidos y se instalaron en Nueva York. Todos fervientes católicos construyeron en esa ciudad el edifico más grande de su época, el cual se vislumbraba desde el puerto, la catedral de san Patricio y llevaron esta tradición consigo.
En 1762 se celebró el primer “desfile” por el día de san Patricio, o Saint Patrick’s Day en la ciudad de Nueva York. Los Inmigrantes se reunían cada 17 de marzo para recordar su tierra, vistiéndose de verde y entonando canciones típicas de la isla esmeralda. La Catedral que san Patricio que conocemos hoy día no existía, y el “desfile” era solo una caminata realiza por irlandeses, entonando sones ancestrales de su región.
En 1809 se colocó la primera piedra de la antigua catedral de San Patricio, que sería inaugurada en 1815 como la iglesia más alta de la ciudad por aquel entonces. La catedral se convirtió en protagonista de la vida religiosa en la zona y escenario del desfile anual del día de san Patricio frente al templo luego de la misa, hasta que en 1866 fue pasto de las llamas y se decidió construir la nueva catedral del Midtown que conocemos hoy.
No obstante la vieja catedral fue reconstruida y se convirtió en parroquia. El día de san Patricio y su desfile es la fiesta más grande de la ciudad de Nueva York, en la actualidad. Esta celebración se hizo famosa en todo el mundo gracias a las películas norteamericanas, y hoy día con la globalización de las costumbres esta fiesta es celebrada por muchos en varios países.
Por Agencia