El Sínodo, la asamblea de obispos y por primera vez laicos y mujeres con derecho al voto que se ha reunido durante el mes de octubre para abordar temas sobre el futuro de la Iglesia católica, concluye mañana con la cuestión abierta de la petición de una mayor presencia de la mujer.
La cuestión de la mujer en la Iglesia era uno de los grandes temas sobre la mesa -las grandes mesas redondas colocadas para favorecer el diálogo de los participantes en la más importante reunión católica – pero ahora queda conocer si se ha dado una respuesta en el documento final que servirá para un nuevo debate durante el próximo año hasta octubre cuando se celebrará la sesión final de este Sínodo.
La presidenta de la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas, la colombiana Gloria Liliana Franco Echeverri, en uno de las pocas intervenciones que fueron hechas públicas, ya que el papa pidió confidencialidad a los participantes y las sesiones han sido a puerta cerrada, fue quien pegó el puño en la mesa hablando de la discriminación de las mujeres.
Habló de una señora de setenta años que se dedica a los enfermos, a quienes también llevó la comunión hasta que le dijeron que esa tarea corresponde a los «ministros de la Eucaristía, hombres que han sido equipados con un uniforme» o de » Marta que, habiendo obtenido su doctorado en Teología con mejores calificaciones que sus compañeros varones, no tenía título canónico por ser mujer».
«El camino de la mujer en la Iglesia está lleno de cicatrices de situaciones que la han llevado al dolor y a la redención”, continuó la hermana Liliana, y aseguró que en la base del «deseo e imperativo de una mayor presencia y participación de las mujeres en la Iglesia no hay ambición de poder ni sentimiento de inferioridad ni búsqueda egoísta de reconocimiento» y habló «del derecho a la participación y a la corresponsabilidad igualitaria en el discernimiento y en las decisiones».
Una intervención que incluso el papa Francisco recordó este jueves cuando cargó en su discurso improvisado contra «los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales, y basta recordar la intervención de la Hermana Liliana».
No sólo se ha hablado de la necesidad de una mayor presencia en los puestos de poder y responsabilidad en la Iglesia, sino también de estudiar nuevas formas de participación como «nuevos ministerios» para las religiosas o la cuestión del diaconado femenino, las diaconisas de los primeros cristianos, que ya se estudió en su momento por orden de Francisco, pero que no tuvo resultados ante las divisiones.
A pesar de que muchas mujeres católicas también se han expresado a favor del sacerdocio femenino, esto parece una cuestión completamente apartada, detalla EFE.
La religiosa española María Luisa Berzosa, que, aunque no cuenta como electora participa en el Sínodo como experta, planteó en un encuentro con las otras tres mujeres españolas que participan en la asamblea, la necesidad de cuestionarse qué hacer en aquellos lugares donde no hay sacerdotes y no se puede dar misa o el resto de los sacerdotes.
Para Berzosa, que dijo no estar interesada en el sacerdocio, es necesario pensar en «la atención a esas personas».
La teóloga laica Cristina Inogés, española que votará en este Sínodo, relató que tuvo que ir a una universidad protestante porque el obispo no autorizó que estudiara teología, y que, aunque esto no pasa ya en España «esto marca y deja una herida».
La secretaria ejecutiva de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), la india Mary John Kudiyiruppil, aunque no participa en el Sínodo, intervino en un encuentro en la sede de la prensa Internacional de Roma y expresó que tienes «momentos de frustración» al trabajar en una Iglesia que «en general está dirigida por la jerarquía masculina».
Cuando se le preguntó directamente si sentía que las mujeres estaban representadas en el sínodo, Kudiyiruppil respondió «proporcionalmente no, pero simbólicamente, sí».
Las mujeres explican que son el 50 por ciento de la Iglesia, pero en este Sínodo han participado 85, de las que 54 podrán votar por primera vez el documento final.
Por: Agencias / Foto: Cortesía