Refugiada en Estambul, la estrella pop afgana Aryana Saeed cuenta a la AFP cómo salió de Kabul disfrazada, con miedo de ser reconocida por los extremistas que la amenazan desde hace tiempo. «No dejes que me atrapen, mátame primero«, suplicó a su prometido camino del aeropuerto.
Aryana Saeed, la cantante afgana más popular con 1,4 millones de suscriptores en su cuenta de Instagram y con un aspecto parecido al de la reina de la telerrealidad Kim Kardashian, desató la ira de los religiosos y de los conservadores de su país por sus canciones que defienden los derechos de las mujeres y denuncian la violencia contra ellas.
Presidenta del jurado de The Afghan Star, un programa para jóvenes organizado por el canal de televisión Tolo News, la estrella de 36 años no podía caminar libremente por Kabul y vivía en su ciudad bajo protección, limitando sus desplazamientos.
El 15 de agosto intentó salir del país horas después de la entrada de los talibanes en Kabul, cuando las fuerzas estadounidenses estaban terminando sus preparativos para la retirada. Pero el avión en el que embarcó no despegó.
Se refugió en casa de familiares antes de un segundo intento al día siguiente. Los insurgentes estaban presentes en todos los puestos de control y sus combatientes -armados con Kalashnikovs- rodeaban el aeropuerto. Las últimas fuerzas extranjeras no lograban canalizar a la muchedumbre desesperada que se apresuraba hacia el aeropuerto.
Se formó un convoy: su prometido y manager, Hasib Sayed, en un coche y ella en otro. Se comunicaban por walkie-talkie.
Reconocida por un intérprete
“Ahí fue cuando le dije: ‘si están a punto de atraparme, por favor mátame. De un disparo en la cabeza. No dejes que me atrapen viva’. Es lo que más temía, mucho más que la muerte”, explica.
La estrella del pop sabía que corría un riesgo al lanzar su marca de moda en Kabul en julio, cuando los occidentales abandonaban el país.
“Siempre quise creer en el futuro, así que decidí invertir”, explica.
Esa noche se vistió de negro, con la cara oculta bajo una mascarilla sanitaria y gafas, con un sobrino de Hasib sentado en su regazo para parecer una familia normal.
“Intentábamos que memorizara lo que tenía que decir en caso de control. ‘Si nos arrestan, soy tu madre y me llamo Fereshta. ¿Te acordarás?‘”, precisa.
Al llegar a las puertas del aeropuerto, custodiadas por los soldados estadounidenses, Hasib se abrió paso entre la multitud. “La gente se empujaba, había niños, bebés, mujeres que se desmayaban”, recuerda.
Los soldados se negaron a abrirles camino, privilegiando el paso de los ciudadanos estadounidenses. Pero uno de los intérpretes identificó a Hasib y explicó que era el novio de la mayor estrella afgana, cuya vida estaba realmente amenazada.
Los talibanes de hoy “son los mismos” de antes
Gracias a él la pareja llegó a Doha, luego a Kuwait y finalmente a Estados Unidos, desde donde se trasladó a Estambul, su nuevo lugar de residencia.
En su terraza, Aryana Saeed explica que las mujeres afganas de hoy están más instruidas y mejor informadas de sus derechos que durante el anterior régimen talibán (1996-2001).
“Las mujeres afganas ya no son las de hace veinte años”, detalla con orgullo y tristeza, mientras que sus compatriotas siguen manifestándose en Kabul desafiando la brutalidad de los talibanes.
La estrella hace un llamamiento a los gobiernos extranjeros para que comprendan que los talibanes de hoy “son los mismos” que los expulsados del poder por los occidentales después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. “Espero que el mundo se dé cuenta de que no hay nuevos talibanes”, explica.
Aryana Saeed dedicó la mayoría de sus canciones a las mujeres afganas, a pesar del peligro. “Con los talibanes, no tengo espacio porque quieren mi vida, mi sangre”, resume.
Aunque reconoce que ciertas artistas la inspiran, como Jennifer López o Beyonce, hace hincapié en las diferencias que las separan.
“Imagínese lo que significa realizar un espectáculo musical con un chaleco antibalas. No creo que ellas hayan tenido que pasar por eso. Nuestras vidas son diferentes. Desearía tener la misma que ellas. Pero qué se puede hacer contra el azar que te ha hecho nacer en un país en guerra como Afganistán”, comenta resignada.
Por Agencia