La guerrilla Ejército de Liberación Nacional y el gobierno colombiano inician el lunes en Ciudad de México el segundo ciclo de los diálogos en un nuevo intento por acabar la confrontación que sostienen desde hace casi seis décadas.
En esta etapa, las partes tendrán como eje central definir cómo será la participación de la sociedad civil colombiana en el proceso y las posibilidades de acordar un cese al fuego bilateral. El ELN, fundado en 1964, tiene presencia en más de 200 municipios de Colombia con una estructura de bloques que responden a un comando central.
El cese al fuego se convirtió en un punto neurálgico de la negociación debido a que en enero el gobierno lo decretó sin que el ELN estuviera de acuerdo, generando una crisis al interior de la mesa. Las partes se reunieron de manera extraordinaria en Caracas para resolver el incidente.
Iván Cepeda, miembro de la delegación de paz del gobierno, aseguró a The Associated Press que antes de entrar a debatir sobre el cese al fuego y la participación, se dispondrán a dirimir otros temas pendientes como la agenda de los diálogos y a informar cómo va el cumplimiento de los acuerdos logrados en el primer ciclo, como una “caravana humanitaria” que recorrió territorios en conflicto escuchando a la población con el fin de analizar cómo desescalar la violencia.
Esta es la sexta vez que el ELN se sienta a negociar con un gobierno para buscar una solución política al conflicto. El proceso actual tuvo sus inicios en el 2017 durante el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018), primero en Quito y después en La Habana. Sin embargo, la mesa fue suspendida por más de tres años luego de que el ELN atacara con explosivos una escuela de policía en 2019, matando a 22 personas.
El diálogo fue retomado en noviembre de 2022, tras el ascenso al poder de Gustavo Petro, primer presidente de tendencia izquierdista en Colombia y quien en su juventud militó en la extinta guerrilla M-19.
La nueva etapa de diálogo ha tenido sedes itinerantes entre los países garantes del proceso. El primer ciclo se desarrolló en Caracas y el segundo se planeó en Ciudad de México. Los diálogos son respaldados por Noruega, Chile, Cuba y Brasil como garantes y acompañado por las Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal de Colombia.
La negociación no ha estado exenta de debates. El ELN ha cuestionado públicamente la “paz total”, una política con la que el gobierno busca acercamientos simultáneos con múltiples grupos armados y bandas de narcotraficantes.
Eliécer Chamorro, alias “Antonio García” y máximo comandante del ELN, ha reclamado un trato diferencial al de los llamados “grupos armados organizados” y el jefe de la delegación del gobierno, Otty Patiño, ha contestado en declaraciones a la prensa que la “paz total” tiene distintos tratamientos dependiendo de los actores ilegales y el ELN siempre ha tenido un “carácter político”.
Andrés Macías, investigador de conflicto y temas de paz de la Universidad Externado de Colombia, explicó a AP que al ELN como un grupo que “al menos en su origen” tenía un interés político de cambiar la forma en la que el Estado debe actuar, le interesa no estar al mismo nivel que otros actores armados como el Clan del Golfo, considerado en los últimos años como el cártel más peligroso del país.
La diferencia radica en que Petro ha dicho que con los narcotraficantes no negociará políticamente, sino que tendrán que someterse a la justicia.
Por: Agencia