Un grupo de científicos investiga el origen de metales pesados en pingüinos, cormoranes, flamencos y albatros de las Islas Galápagos (Ecuador), que en 1978 fueron declaradas como el primer patrimonio natural de la humanidad por la Unesco.
La Fundación Charles Darwin (FCD) y el Parque Nacional Galápagos avanzan en un proyecto para conocer las amenazas a las aves marinas, entre ellas las cuatro mencionadas, consideradas «clave» porque dan mayor información del estado del ecosistema.
Entre las amenazas que afectan a las aves figuran la crisis climática, patógenos, metales pesados, interacción humana y especies introducidas.
En uno de los objetivos del proyecto, que inició en 2010, se han colectado plumas de las mencionadas especies para hacer análisis bioquímicos para mercurio, plomo y cadmio.
De acuerdo a Gustavo Jiménez, investigador científico sénior de la FCD, el estudio reveló concentraciones de plomo y cadmio en flamencos, cormoranes y pingüinos.
«Lo interesante fue que, los pingüinos de la colonia más prístina, es decir, de la zona central del islote Marielas, cerca a la isla Isabela, salieron con mayor valor en relación a las otras dos colonias», lo que se puede explicar por el origen volcánico de las islas, donde hay metales de forma natural, comentó a EFE.
Islas volcánicas
La hipótesis de los científicos es que las corrientes marinas llevan esos metales y se asientan en zonas cerradas como en los islotes Marielas, «que es como una como una cuchara, y ahí se van acumulando y, por ende, los individuos, como el pingüino, que es una especie fiel al sitio, tiene mayor concentración que las otras dos colonias que no están en esas áreas», explicó.
En el caso de los flamencos, atribuyen la presencia de metales pesados en que están en lagunas, que son áreas cerradas donde no hay mucho intercambio de agua.
Una vez identificada la presencia de metales pesados en las aves, los científicos trabajan en su segundo paso de investigación para conocer su origen, que puede ser natural o antropogénico, no específicamente por acciones humanas en el archipiélago, sino que pueden llegar por corrientes marinas o atmosféricas.
En sus estudios, los expertos también investigan la posibilidad de presencia de mercurio en las aves.
Afectaciones
La presencia de metales puede afectar el sistema reproductivo de las aves con la pérdida o mala formación de los huevos, propiciar daños en el área digestiva y hasta daño neurológico.
«Si (la presencia de metales) es de origen volcánico, las aves evolucionaron con esos problemas durante miles y millones de años, y se adaptaron, pero el problema es que, cuando estos metales pesados vienen -ya sea por corrientes atmosféricas o marinas- vamos a tener mayor concentración de estos metales», anotó.
Al iniciar el estudio, los científicos tenían la hipótesis de que los albatros deberían tener mayor concentración de metales porque salen de las Galápagos hacia las costas continentales de Ecuador, Perú y Chile, en donde hay mayor contacto con barcos, y con contaminantes que llegan del continente por ríos hacia la zona marina.
Pero la sorpresa llegó cuando las muestras en esas aves salieron negativas o con datos «bajo los límites de detección».
Varias islas
Los científicos trabajan en tres colonias de pingüinos: dos en la isla Isabela (la más grande del archipiélago situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas), y una en Marielas.
También trabajan con cuatro colonias de cormoranes en las islas Fernandina e Isabela, y en dos colonias de albatros en la isla Española.
La idea era trabajar en zonas que tengan una interacción antropogénica y otras prístinas para que, con datos científicos y robustos, se elaboren planes de conservación en el archipiélago que, por su rica biodiversidad, es considerado un laboratorio natural que permitió al científico británico Charles Darwin desarrollar en el siglo XIX su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.
Por: Agencias / Foto: Cortesía