Red Bull se repuso de un mal sábado con un gran domingo en Mónaco, donde le ganó la batalla táctica a Ferrari. El mexicano Sergio “Checo” Pérez reinó en el Principado, en la séptima prueba del Mundial de Fórmula Uno, ante la presión del español Carlos Sainz, que se quedó con sabor agridulce porque llegó a verse con su primera victoria.
Al triunfo de Pérez, el tercero que logra, se sumó el podio de su compañero de filas, el neerlandés Max Verstappen, que amplió a nueve puntos su renta en la clasificación general respecto a Charles Leclerc, quien una vez más se sintió frustrado en «casa».
En Ferrari, Sainz evitó un desastre aún mayor. Su apuesta por los neumáticos de seco en Montecarlo podría haberse visto premiada con el triunfo, pero se encontró al Williams de Nicholas Latifi, según explicó su director de carrera, y perdió unos segundos que le impidieron adelantar a Pérez en una prueba plagada de sobresaltos.
El heptacampeón del mundo, el británico Lewis Hamilton (Mercedes) esperaba “algo emocionante” a una hora para el inicio de la carrera. Y Mónaco no defraudó. Había 40 por ciento de probabilidad de lluvia. Ya con los vehículos en la parrilla de salida, con neumáticos de seco, empezaron a caer unas gotas. Nada importante. Hasta que a diez minutos del inicio, las precipitaciones fueron a más.
Salida demorada y primera bandera roja
El procedimiento de salida se demoró inicialmente nueve minutos. Dirección de carrera anunciaba que la vuelta de formación se daría detrás del coche de seguridad. Poco después, ampliaba el retraso otros siete minutos y especificaba que los vehículos tendrían que llevar neumáticos de lluvia extrema. Después de un par de giros, se mostró la bandera roja.
Los pilotos se dirigieron de nuevo a la zona de garajes, ajustaron las viseras de sus cascos, los equipos montaron carpas para cubrir a los fórmula uno. Pasaron los minutos. Muchos. Hubo silencio desde dirección de carrera. Expectación en los boxes.
Casi a la hora, se anunció la nueva salida para las 16.05. De nuevo detrás del coche de seguridad y a 77 vueltas, una menos de las previstas (la que se había completado antes de la bandera roja).
Tantos imprevistos no parecían lo mejor para el hombre de la pole, Charles Leclerc, que en casa, delante de sus familiares y sus amigos, aún no había logrado completar ninguna carrera. La pista estaba complicada, Latifi, aún con el coche de seguridad, se hizo un recto en el primer giro, en la horquilla del Gran Hotel; Stroll también protagonizó otro en el casino.
La salida se dio lanzada en la tercera vuelta. Era una prueba de habilidad. Leclerc pisó el acelerador y el coche le dio un hachazo tremendo. A Sainz también le costaba domar su Ferrari.
El asfalto estaba deslizante, pero secándose rápido. Gasly, uno de los que pasaron pronto por boxes para cambiar neumáticos y probar intermedios, tuvo que bloquear.
Todos entraron cruzados al túnel, con las primeras posiciones inalterables. Leclerc metió la directa y abrió brecha respecto a Sainz (más de cinco segundos en doce giros); Pérez y Verstappen se acercaban al madrileño, que apretó.
Por detrás, Gasly ofreció espectáculo. Superó a Zhou y fue a por Ricciardo. Le superó a las 14 vueltas.
La estrategia de Red Bull
Pérez entró a boxes en la 17 para calzar intermedios. Firmó una buena parada (2.3 por 2.7 Hamilton). Salió por delante de Russell y Alonso, en quinta posición, y le hizo un ‘undercut’ (adelantar la parada) a Leclerc, que había optado por la vía conservadora y se quedó detrás del mexicano.
Sainz alargó la parada algo más de lo que le sugerían en el equipo y cambió a seco a las 22 vueltas; Leclerc paró acto seguido. Cuando estaba enfilando el camino a boxes le pidieron que siguiera en carrera. Tarde; aunque habrían sido peor. El monegasco, enfadadísimo por radio con su equipo por una mala estrategia tuvo que esperar unas décimas a que su compañero de equipo partiera del pit lane.
Checo también paró de nuevo para poner la misma goma que Sainz, que se situó entre él y Verstappen. Leclerc era cuarto. El madrileño, con neumáticos a temperatura, encimó al tapatío, con susto incluido y una dosis de suerte para no perder el coche.
El del alemán Mick Schumacher fue mayúsculo tras el vigésimo séptimo paso por meta. Perdió el control de su Haas, golpeó la barrera de protección y su monoplaza se partió en dos. El hijo del heptacampeón resultó ileso, pero la carrera tuvo que interrumpirse en la vuelta 30 para reparar la zona dañada del circuito urbano del Principado.
Contra el crono tras la segunda bandera roja
La carrera se reanudó a falta de 37 vueltas, pero realmente iba a ser contra el crono: 45 minutos por delante hasta cumplir las tres horas.
Red Bull optó por gomas medias; Ferrari, por las duras. El líder hizo un plano en sus neumáticos en los primeros metros y ralentizó la marcha. Le interesaba una carrera lenta pero segura.
Fernando Alonso (Alpine), tuvo que aguantar a Hamilton para conservar la séptima plaza, como antes lo había tenido que hacer su compañero, Esteban Ocon, que fue penalizado con cinco segundos por un incidente con el británico de Mercedes.
A falta de 31 minutos se habilitó el DRS, aunque en Mónaco no sirve de mucho. Alonso pasó de ser el más lento al más rápido (1:15.8) provisionalmente, detalla EFE.
Por delante, a falta de once minutos a Pérez se le echó encima Sainz. Los cuatro primeros estaban en un pañuelo. El méxicano se defendió con uñas y dientes y salvó la presión del madrileño para anotarse el triunfo en las calles del Principado.
Ferrari, de nuevo derrotado, está ahora a 36 puntos de Red Bull en el Mundial de constructores; en el de pilotos, Verstappen le saca nueve a Leclerc, este tiene seis de renta con Pérez, y Carlos Sainz marcha quinto a solo un punto de George Russell (Mercedes), que quedó por detrás de los de la bebida energética y los italianos en Mónaco.
Por: Agencias / Foto: Cortesía