El Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), célebre por su acelerador de partículas LHC, se ha fijado como meta reducir un 28 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2025 y aumentar sólo un 5 por ciento su consumo energético, según indicó hoy en su tercer informe medioambiental.
El informe, que cubre el periodo 2021-22 (en el que el LHC estuvo año y medio apagado para su mantenimiento), indicó que el pasado año su consumo eléctrico fue de mil 215 gigavatios, mientras que espera no superar los 1.314 gigavatios en próximos ejercicios, detalla EFE.
Las emisiones en 2022 fueron de 184 mil 300 toneladas de dióxido de carbono equivalente, una cifra que el centro quiere reducir hasta las 138 mil 300 toneladas cuando termine la actual fase de experimentos en el LHC, que comenzó en julio del año pasado y se espera que concluya a finales de 2025.
Según el propio CERN, cuando el LHC está en su fase de mayor actividad el consumo del centro equivale a un tercio del total de la vecina ciudad de Ginebra.
En cuanto a las emisiones, no llegan a la décima parte, si se tienen en cuenta las estadísticas de la ciudad de Ginebra de 2019, según las cuales en un año se emiten en la localidad 2,6 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
En su informe, el CERN también midió la radiación que produce el centro, y concluyó que en 2022 la dosis anual recibida por las personas que viven en las inmediaciones del centro es de menos de 0,01 miliSieverts, cien veces menos que la media recibida por una persona en un año en pruebas médicas.
El CERN se ha comprometido a mantener esa radiación por debajo de los 0,3 miliSievets anuales, tres veces menos del límite máximo recomendado por autoridades europeas.
Fundado en 1954, el CERN busca responder numerosas cuestiones de la física fundamental, para entender mejor un universo en el que según los científicos aún nos queda por conocer el 95 por ciento de la masa y la energía.
La principal herramienta para ello es el LHC, un acelerador subterráneo de 27 kilómetros de circunferencia situado en la frontera entre Francia y Suiza, aunque el CERN prepara ya la construcción de uno mayor, de 91 kilómetros, para continuar sus experimentaciones hacia la segunda mitad de este siglo.
Según el actual proyecto, este acelerador futuro se situaría a entre 100 y 300 metros de profundidad y se dedicaría al estudio de colisiones entre electrones y positrones hasta 2060, para después centrarse en los hadrones hasta 2090.