miércoles, diciembre 25

Catar enfrenta desde hace doce años la sospecha de haber comprado el voto de la FIFA

Anfitrión inesperado del Mundial-2022 (20 de noviembre al 18 de diciembre), Catar se enfrenta desde hace doce años a la sospecha de haber comprado el voto del comité ejecutivo de la FIFA, lo que movilizó a la justicia suiza, estadounidense y francesa.

El pequeño emirato no es el único país organizador sospechoso de corrupción, con grandes dudas sobre la atribución en 2018 a Rusia, en 2010 a Sudáfrica e incluso en 2006 a Alemania, que se libró de un veredicto en Suiza debido a la prescripción de los delitos juzgados en pleno proceso, reseñó AFP.

Pero el caso catarí adquirió una nueva dimensión por dos razones: la coincidencia en el tiempo con el gran escándalo que desarmó a la cúpula de la FIFA y la intensidad de los vínculos políticos y económicos tejidos por Catar, en especial con Francia, creando posibles contrapartidas para obtener votos europeos.

Primero una investigación interna

Desde la sorprendente victoria de Catar contra Estados Unidos en la cuarta vuelta del escrutinio, el 2 de diciembre de 2010, el presidente estadounidense Barack Obama criticó una “mala decisión” y la prensa angloestadounidense denunció trampas.

El pequeño estado no solo no tenía con las infraestructuras necesarias ni contaba con tradición deportiva sino que su clima ardiente obligaba a desplazar el torneo al otoño boreal, en medio de la temporada futbolística europea.

En agosto de 2012, la cámara de instrucción del comité ético de la FIFA inició una investigación sobre la atribución de los Mundiales 2018 y 2022, dirigida por el exfiscal estadounidense Michael García.

Pero tras la entrega de su informe en noviembre de 2014, la Cámara de Enjuiciamiento no reconoció ninguna prueba de corrupción, indicando solamente “comportamientos dudosos” para disgusto de Michael Garcia.

A pesar de ello, una denuncia fue depositada a finales de 2014 ante la justicia suiza, que investiga desde mayo de 2015 por “blanqueamiento de dinero y gestión desleal”, paralelamente a múltiples escándalos ligados al fútbol mundial.

Porque, en la primavera de 2015, las sospechas sobre Catar adquirieron una nueva dimensión con el arresto por la policía suiza de siete altos dirigentes del fútbol durante el congreso de la FIFA, a petición de las autoridades estadounidenses.

El caso, principalmente sobre las acusaciones de corrupción ligadas a la adquisición de derechos de marketing y derechos televisivos de competiciones sudamericanas, no tiene formalmente nada que ver con el voto de diciembre de 2010.

Pero una cascada de investigaciones disciplinarias y judiciales acabaron con casi todos los votantes de 2010 y acabó arrastrando al presidente de la FIFA que estaba en el cargo en ese momento, Sepp Blatter.

Finalmente, en un auto de acusación de abril de 2020, un Tribunal de Nueva York hace mención entre otros cargos a posibles sobornos recibidos por cinco exmiembros del Comité ejecutivo a cambio de sus votos para las candidaturas de Rusia (Mundial-2018) y Catar, sin que el caso haya sido juzgado desde entonces.

Sarkozy y Platini

Por su lado, desde 2019 la justicia francesa investiga “por corrupción activa y pasiva” en torno a la comida mantenida el 23 de noviembre de 2010 entre Nicolas Sarkozy, presidente de la República francesa en aquel momento, dos altos cargos cataríes y Michel Platini, que era presidente de la UEFA.

El objetivo es averiguar si se negociaron contrapartidas con Catar a cambio del voto de Michel Platini, quien cedió los cuatro votos europeos al emirato, después de haber planeado inicialmente apoyar a Estados Unidos.

Las relaciones de Catar con Francia bajo la presidencia de Sarkozy ofrecen a los investigadores un trasfondo complicado: seis meses después de esa comida, en mayo de 2011, el París Saint-Germain fue comprado por el fondo catarí QSI por 76 millones de euros al fondo estadounidense Colony Capital, dirigido en Francia por alguien cercano a Sarkozy.

En octubre de 2022, una investigación conjunta de France Television y Radio France revelaron una nota de la unidad diplomática del Elíseo en vistas de esa comida, en la que se preveía abordar, además del Mundial, los asuntos “aviones de combate” y “defensa antimisiles global”.

Preguntado al respecto, el exsecretario general del Elíseo Claude Guéant confirmó “conversaciones con Catar” sobre la venta de aviones Rafale, que se concretó en 2015, pero descarta cualquier vínculo con la atribución del Mundial.

 

Por Agencia