viernes, noviembre 22

Búscan a los “Diego Armando” nacidos en 1981 para obsequiarles una camiseta

La iniciativa hecha por la marca de indumentaria que viste al equipo xeneize ya cuenta con algunos agasajados que contaron su historia.

Según los libros del Registro Nacional de Personas, desde 1981 hasta el fallecimiento de Diego Armando Maradona en noviembre pasado, un total de 10.633 niños fueron bautizados con los dos nombres del astro argentino. El máximo pico de nacimientos de Diego Armando fue justamente en el 81, cuando el Diez fue traspasado de Argentinos Juniors a Boca y se consagró campeón del Campeonato Metropolitano antes de ser vendido al Barcelona.

Ahora la empresa que viste al actual equipo xeneize, que también lo patrocinó en aquella época y acaba de reeditar un modelo de camiseta que emula la de la gloria obtenida de la mano de Maradona, busca a hombres nacidos en el año 1981 y se llamen Diego Armando para obsequiarles la indumentaria azul y oro.

Infobae tuvo acceso a la historia de los tres primeros agasajados, que compartieron algunas de las vivencias que atravesaron por tener este particular y reconocido nombre.

DIEGO ARMANDO D’ALESSANDRO: “Mi viejo se la jugó”

Ocho días antes de que Maradona firmara en Boca y diez días antes de que debutara en la Bombonera contra Talleres de Córdoba, Diego Armando D’Alessandro vio la luz por primera vez en Lomas de Zamora. Hijo de Benedicto, de sangre italiana y bostera, recibió la bendición del nombre que lo acompañó y “ayudó” durante toda su vida.

“Mi viejo me sacaba en brazos orgulloso por el barrio y la gente me saludaba: ‘grande, Dieguito, vamos que Boca sale campeón, viniste con el campeonato bajo el brazo’, le decían. Me contaron que cuando yo estaba por nacer, mi papá les dijo a otros hombres que estaban esperando en la sala de partos mi nombre y todos se arrepintieron de haber elegido otro. Es más, uno fue a ver a la mujer para tratar de cambiárselo pero lo sacó rajando”. La revelación de este abogado que hace 7 años se fue a vivir a San Martín de Los Andes fue pasando de boca en boca, pero él sí se acuerda de andar a caballito de su progenitor por todo Adrogué (donde vivieron) por la conquista de la Selección en el 86: tenía 5 años, rulitos y todos lo vinculaban con Maradona. “Eso me daba mucha felicidad, de grande te das cuenta que la magia de ese nombre te abre caminos; a cualquier futbolero, boquense o maradoniano le caés bien cuando le decís tu nombre. Y hasta le provocás envidia”, contó.

Así como su papá se enamoró cuando lo vio por primera vez en la Selección en el año 79, Diego Armando D’Alessandro, que empezó a ir a la cancha a los 14 y fue socio durante 20 años hasta que se marchó a la Patagonia, se dio el gusto de ver en vivo a Maradona cuando retornó al club en el 95: “Me molestaba que el periodismo lo siguiera, a mí no me interesaba su intimidad. Siempre fui un enamorado de él en la cancha, del fenómeno que representaba y la rara sinergia que se generaba en una cancha llena con él y una pelota de fútbol. Lloré hasta conseguir una entrada el partido de su vuelta contra Colón en la Bombonera. Toda esa temporada lo vi feliz, lo vi disfrutar cada partido”.

Concluyó: “Cuando firmo algo con mi nombre es divertido, te da templanza, impronta. Llamarte Diego Armando es diferente, tiene una magia, suerte, es una cosa muy linda. No tiene ni una contra. Te sentís parte sin tener nada que ver. Hasta el día de hoy tengo esa sensación”.

DIEGO ARMANDO CRESPO: “De Maradona tengo solo sus nombres”

Sus padres son fanáticos del fútbol y fue su mamá, enamorada del Pelusa desde el Mundial Juvenil 79, la que propuso que lleve los nombres de Maradona. Tal vez creyó que su retoño era un presagio de otra gran promesa del fútbol argentino, considerando que su esposo había llegado hasta la Reserva de Vélez y fue profesional en Almagro y Chacarita. Su mamá les advertía a sus hermanos: “Este pibe va a ser un grande”.

Pero no: “Como dice el refrán, ‘en casa de herrero…’. Nunca fui bueno para el fútbol. De hecho sigo siendo de madera. Me pasó siempre que la gente al saber como me llamo, inmediatamente pensaba que me encantaba. Eso sí, algo tenía que heredar. Mi viejo peloteaba siempre conmigo y me enseñó a hacer jueguitos. Es el día de hoy que puedo estar dale que dale y no se me cae la pelota. Al menos en eso le hago honor a mi nombre, ja”.

Diego Armando Crespo, nacido el 28 de abril del 81, es escultor (muestra su arte en @diego.art.crespo), vive en José León Suárez y aunque no heredó la pasión futbolera, lleva con orgullo el doble nombre de Maradona: “Llamarme Diego Armando es algo muy grande. No solo por el homenaje al que yo creo, fue el más grande de todos los tiempos. Sino porque siempre me sentí conectado con el 10. Es un número que tiene una mística especial para mí”.

Emocionado por haber recibido la camiseta reversionada del modelo 81, guarda en sus retinas el día en que presenció un partido de Maradona en cancha: nada menos que su regreso al club en el 95. “No sé cómo explicar la sensación de ese estadio entero coreando tu nombre. Fue algo inolvidable. Hoy a mis viejos ya no los tengo en este plano. Pero sé que desde donde sea que estén, se les está dibujando una sonrisa con todo esto. Y que a mi vieja verme con esta camiseta, la de su querido Diego, la misma con la que ella decidió ponerme su nombre, la debe llenar de orgullo”.

DIEGO ARMANDO MURANO: “Cada vez que ven mi DNI me preguntan si mi viejo es de Boca”

Murando, Diego Armando, nació 5 días después de la vuelta olímpica del Boca de Silvio Marzolini: fue el 20 de agosto de 1981 en Morón. Es el menor de una familia de cuatro hermanos y el único que no tiene alguno de los nombres de sus padres: “Mi vieja me contó que siempre le gustó el nombre Diego y con mi viejo decidieron ponerme Diego Armando por ser el año en que salimos campeones”.

Con sangre xeneize desde su nacimiento y por herencia, no faltaron visitas a la Bombonera cada vez que la agenda y distancia lo permitieron. De chico Diego Armando pateó la pelota y soñó ser el nuevo Maradona en algunos clubes de baby fútbol, Barrio Parque y Deportivo Morón. No llegó a triunfar en el fútbol pero sí se deleitó con cada mágica presentación del Diez: “Recuerdo mucho el mundial 90 en Italia. Yo juntaba las figuritas para completar el álbum, Diego era la difícil. Me acuerdo de todo, del partido con Camerún, de los penales con Italia, el gol a Brasil y de su tobillo hinchado”.

Pero al margen de la pelota, este Diego Armando también valora lo que generó Maradona fuera de ella: “Fue una persona que nos marcó a todos los argentinos, una representación del gen que tenemos todos. Fue el más argentino de todos”.

Emocionado por el regalo de la camiseta símil a la del 81, que le hizo recordar a una vieja revista de El Gráfico especial por aquel campeonato que tenía su papá con Diego, Brindisi y Gatti en la tapa, Murano compartió sus experiencias personales: “Cada vez que voy al médico o tengo que hacer un trámite, miran mi DNI y me preguntan automáticamente si mi viejo es hincha de Boca. Siempre se da lugar a una charla sobre Boca y sobre el Diego. Creo que mi nombre es algo que todo el mundo relaciona”.

 

 

 

 

Por Agencia