
Siete jefes del Comando Vermelho, uno de los grupos más poderosos del crimen organizado brasileño, fueron trasladados este miércoles a desde una cárcel estatal de Río de Janeiro a la prisión federal de máxima seguridad de Catanduvas, en la ciudad homónima del Estado de Paraná. El traslado se ha realizado en un avión de la policía y a petición del Gobierno estatal de Río como parte de la estrategia para debilitar las comunicaciones entre la cúpula y los miembros de la banda. Los siete están acusados de ordenar, el pasado 28, el bloqueo de calles por toda la ciudad de Río de Janeiro para sembrar el caos en respuesta a la operación policial que ese día causó 121 muertos, la más letal de Brasil. Estos presos cumplen condenas por delitos como tráfico de drogas, asesinato, organizar fugas… Entre los siete suman más de 500 años de pena.
Los siete jefes intermedios del CV fueron trasladados desde la cárcel carioca de Bangú hasta el aeropuerto internacional de Río en un convoy bajo fuerte escolta policial. Las imágenes aéreas los muestran en la pista cuando abordaban la aeronave. Llevan el pelo afeitado, las manos esposadas a la cintura, camiseta blanca y pantalón azul. El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha criticado al Ejecutivo de Río por publicitar el traslado antes de que hubiera terminado, cosa que, argumenta el primero, podría haber desembocado en un intento de rescate, reseñó El País.
Inicialmente, fueron llevados a la penitenciaría de Catanduva, precisamente donde cumple condena desde hace dos décadas el considerado máximo jefe del CV, Fernandinho Beira-Mar. Desde Catanduva, estos siete reclusos serán distribuidos por las otras prisiones federales, ubicadas en los Estados de Río Grande do Norte, Mato Grosso do Sul y Rondonia además de Brasilia, según informa G1, del grupo Globo.
Los siete reos del CV trasladados estaban encarcelados en una penitenciaria de Río, su plaza más fuerte y la ciudad en la que nació el grupo a finales de los setenta. Brasil creó hace dos décadas una red de prisiones federales de máxima seguridad donde encerrar a los presos más peligrosos (y poderosos) del país, dado que las facciones del crimen organizado dominan muchos de los centros penitenciarios estatales repartidos por todo el país. Un especialista en el sistema penitenciario definía recientemente, con ironía, las cárceles brasileñas como una colaboración público-privada. Hasta la puerta, manda el estado. Intramuros, la gestión es asunto de los grupos armados.
Por Nota de Prensa

