Investigadores descubrieron que los hombres con barba tienden a priorizar las relaciones a largo plazo sobre la búsqueda de nuevas parejas.
En la última década, la barba ha emergido como un ícono de la moda masculina, sobrepasando su asociación con la cultura hipster de finales de los 2000 para consolidarse como un distintivo de estatus y expresión personal en hombres de distintas edades. Esta evolución en la percepción de la barba ha despertado un interés renovado por comprender las razones detrás de su mantenimiento, sugiriendo que el vello facial puede tener significativas implicaciones sociales y psicológicas.
Un estudio reciente publicado en el Archives of Sexual Behavior, realizado por investigadores de la Universidad de Silesia en Polonia y la Universidad de Padua en Italia, encuestó a 414 hombres entre 18 y 40 años para explorar estas dinámicas. Los resultados indican que las barbas pueden ser un vehículo para alcanzar diversos objetivos sociales y personales, como la autopromoción, el estatus social, la responsabilidad familiar y la competitividad. Señala DW en su nota de prensa.
Como señala el medio científico IFL Science, la función social de la barba no es tan sorprendente considerando que, al igual que otros primates, los humanos son seres inherentemente sociales que operan dentro de estructuras grupales complejas. Desde esta perspectiva, es razonable que la barba sirva como un indicador de estatus y atractivo.
Mantener relaciones a largo plazo
En concreto, los hallazgos del estudio revelan que los hombres con barba suelen ser percibidos más maduros y dominantes, cualidades que se asocian también con un potencial elevado para ser buenos padres. Curiosamente, los datos también sugieren que los hombres con barba tienden a mostrar un menor interés en buscar nuevas parejas, prefiriendo enfocarse en el cuidado y mantenimiento de relaciones a largo plazo.
Esta tendencia podría estar relacionada con el esfuerzo que requiere mantener una barba bien cuidada. El estudio sugiere que el vello facial abundante puede ser una forma de señalar disciplina, recursos y organización.
«La barba, a diferencia de la barba incipiente, es difícil de cultivar y requiere mucho tiempo. Los hombres con barba poblada pueden indicar su naturaleza disciplinada», afirma el autor del estudio profesor Peter Jonason, de la Universidad Cardenal Stefan Wyszynski de Varsovia, según cita la revista People.
Estrategia de vida rápida o lenta
Los datos también indican que los hombres con más vello facial reportan una mayor motivación para cuidar de su familia y establecer vínculos duraderos. «Son menos propensos a tener una estrategia de vida rápida y, en cambio, tienden a invertir en los demás tanto romántica como familiarmente», dijo Jonason, según el medio.
Contrastando, aquellos hombres con menos vello facial o completamente afeitados parecen orientarse más hacia la búsqueda activa de parejas, lo que podría reflejar una estrategia de vida más acelerada y enfocada en la variedad.
Sin embargo, el estudio también señala que no todos los hombres barbudos se ajustan a un mismo molde. La competencia entre varones (competencia intrasexual) y el estrés por los roles de género no mostraron una correlación significativa con la cantidad de vello facial, lo que sugiere que la barba no necesariamente refleja inseguridades ligadas a la masculinidad tóxica.
Limitaciones del estudio
Es importante señalar que el estudio tiene sus limitaciones. Se basó en medidas de autoinforme – los participantes proporcionaron información sobre su vello facial y rellenaron cuestionarios que medían cuatro factores: su motivación para mejorar el vello, los motivos sociales fundamentales, el estrés por los roles de género y la competencia intrasexual–, lo que significa que es posible que los encuestados declararan sus creencias conscientes, en lugar de sus motivaciones reales.
Además, a pesar de la popularidad de la barba y los atributos positivos que se le asocian, algunos críticos consideran que el tema es mucho más complicado. Por ejemplo, Tom Usher, en una columna de The Guardian, reflexiona sobre si aferrarse a la barba como símbolo de cierto estilo de vida podría ser una forma de compensar inseguridades en una época de roles de género cambiantes.
En ese sentido, Usher resalta que la cultura popular parece estar girando hacia una nueva dirección. Figuras como Barry Keoghan, Timothée Chalamet y Jeremy Allen White, con sus rostros limpios y bien definidos, están redefiniendo el ideal masculino, cuestionando si la popularidad de la barba persistirá.
En última instancia, el debate sobre las barbas parece reflejar cuestiones más amplias sobre masculinidad, atractivo y roles sociales en constante evolución. Mientras que la investigación sugiere que el vello facial podría ser una señal de compromiso y estabilidad, la cultura popular parece estar explorando nuevas definiciones de atractivo masculino.
Lo que está claro es que, ya sea como señal de compromiso o como simple preferencia estética, la barba sigue siendo un tema de conversación fascinante en la intersección de la biología, la psicología y la moda. Mientras tanto, hombres de todo el mundo seguirán enfrentándose cada mañana a la eterna pregunta: ¿afeitarse o no afeitarse?
Por: agencias