El Gobierno de Australia busca limitar el número de estudiantes extranjeros para atajar la crisis de la vivienda, un plan que genera fuertes críticas ante el temor de que la pérdida de ingresos en las universidades impacte de manera negativa en la economía y reputación del país oceánico.
El sector de la educación, que emplea a 250.000 personas, es el cuarto sector de mayor importancia de la nación austral y sufrió un duro revés durante la pandemia de la COVID-19 por el estricto cierre de fronteras.
Desde 2023, el Gobierno del primer ministro, el laborista Anthony Albanese, ha impuesto una serie de medidas para dificultar la llegada de estudiantes foráneos como el endurecimiento del requisito de nivel de idioma y un incremento en la tarifa para sus visados.
El Gobierno exige también a los estudiantes extranjeros que demuestren que tienen ahorrados unos 19.550 dólares (17.780 euros), además de cambiar leyes migratorias para evitar que los extranjeros graduados se queden en Australia o que los turistas extiendan su estancia mediante el uso de visados de estudio.
Tope a las matrículas
En mayo, el Gobierno de Albanese presentó un proyecto de ley ante el Parlamento para imponer, siguiendo los pasos de Reino Unido y Canadá, un tope al número de matrículas de estudiantes extranjeros, cuya cifra de momento se desconoce.
De aprobarse la ley, este límite, que afectará a unos 15.000 proveedores de educación, se impondría a partir del 1 de enero de 2025 por centro de estudio, ubicación del campus y por curso.
Por: Agencia