La familia de Reyna González, de 34 años, lo sabía. Tenía la localización del tipo que la había asesinado el pasado 14 de mayo. Estaban seguros desde el primer momento. Fueron 24 horas de agonía e impotencia en Lomas de San Miguel, una colonia de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, esperando una orden de cateo del domicilio.
Cuando llegaron las autoridades, el presunto asesino, Andrés Mendoza, de 72 años, se encontraba en el inmueble, en el que se hallaron osamentas de mujeres, libretas con nombres, casettes y armas punzocortantes.
La odisea de la familia de Reyna comenzó el viernes, cuando la mujer se disponía a hablar con el feminicida, con quien presuntamente mantenía una relación sentimental.
Conforme pasaban las horas, la impaciencia golpeaba a los familiares por no saber de la mujer.
A diferencia de otras ocasiones, en las que la pasividad de las autoridades se hace presente, los familiares pudieron conseguir una prueba para una orden de cateo.
Los agentes llegaron al lugar y registraron la casa. Era sábado 15 de mayo. La desesperación se agudizaba de nuevo cuando el sujeto, enrabietado por el registro, los dejó pasar.
Cuando entraron las autoridades no sólo encontraron los restos de Reyna con marcas de violencia en el pecho, sino el de otras mujeres más, hasta ahora sin identificar, y que estaban enterrados en una zona de la casa. Además de las credenciales del INE de tres femeninas, una de ellas reportada como desaparecida desde 2016.
Minutos después, bajo la atenta mirada de los vecinos, quienes lo describen como un hombre tranquilo y responsable, Andrés Mendoza salió esposado, con una camisa y un pantalón de vestir.
Según su propio testimonio, el primer feminicidio lo cometió hace 20 años en la Ciudad de México. Desde entonces, su lista se alargó hasta 30 víctimas.
A tres días del horror, los vecinos aún no creen lo sucedido. El miedo está vigente en la zona, pero el verdadero terror todavía está instaurado en las familias de sus víctimas, con miedo a salir solas, con la impotencia de que las autoridades tuvieron varias oportunidades de detener al feminicida de una estudiante, una migrante de Nuevo Léon y de Reyna González.
Elementos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) cumplimentaron una orden de aprehensión en contra de un sujeto identificado como Andrés “N”, de 72 años de edad, quien es investigado por su probable participación en el femincidio de una mujer de 34 años de edad, en este municipio.
Los restos de esta víctima fueron encontrados en un cateo en el domicilio de Andrés “N”, en la colonia Lomas de San Miguel, en este municipio.
Por estos hechos la FGJEM solicitó a un Juez una orden de aprehensión en contra del probable partícipe, misma que fue cumplimentada, por lo que este individuo fue ingresado al Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tlalnepantla, donde se definirá su situación jurídica.
El cateo referido fue encabezado por personal de la FGJEM, y en el participaron elementos de la Coordinación General de Servicios Periciales, así como Policía de Investigación y Ministerio Público de la Fiscalía de Feminicidios, además de personal de Bomberos y binomios caninos de la Policía Municipal. Durante esta diligencia fueron encontrados en un sótano los restos de la víctima, quien se ha podido establecer de manera preliminar fue privada de la vida y desmembrada en este sitio.
Los restos de la víctima y los restos óseos encontrados enterrados en una de las habitaciones de este domicilio, fueron trasladados a las instalaciones de la FGJEM, donde serán sometidos a diversas pruebas periciales con el objetivo de ser identificados.
Aunado a ello y derivado de las labores de campo realizadas, también fue posible la localización en este lugar de diversos restos óseos, así como credenciales de elector y diversa ropa, calzado y bolsas de mujer, además de otros indicios como libretas con varios nombres, casetes de video y maquillaje.
La policía también encontró cráneos y varios huesos, pero lo más escalofriante fueron rostros desollados con cabelleras completas, estaban bien conservados.
La pericia de este hombre de 72 años al cortar la piel ahora se explica tras los testimonios de los vecinos que relataron que trabajó como carnicero por varios años en un rastro de preparación de carne para consumo humano en Tlalnepantla. Los cortes para separar la piel del músculo eran muy precisos, además los conservaba con sal para eliminar la humedad y preservarlos en buenas condiciones.
En este domicilio en la calle Margaritas, de la colonia Lomas de San Miguel, durante las labores de campo fueron encontradas además maquillaje, ropa, zapatos de mujer, libretas con 29 nombres, herramientas de corte como cuchillos, machetes y una segueta, así como 20 grabaciones, presuntamente de los asesinatos que cometió.
Durante 20 años, Andrés “M” puso haber asesinado y descuartizado a unas 30 mujeres, según el registro de su libreta. Él mismo afirmó que también se las comía.
Cabe señalar que las diligencias en el lugar continuarán para la búsqueda de otros indicios y más posibles restos, pues aún faltan por ser analizados diversos espacios de la vivienda.
Por Agencia