domingo, diciembre 22

Aplazada la elección del presidente de Irak en el Parlamento tras boicots en serie

La elección del presidente de Irak en el Parlamento, prevista este lunes, fue aplazada de forma indefinida, por no haber los dos tercios de diputados necesarios para llevarla a cabo, tras una serie de boicots y la suspensión de uno de los favoritos.

La votación estaba prevista para esta mañana, pero acabó transformándose en una «sesión de deliberación«, con sólo 58 diputados de los 329, según el servicio de prensa del hemiciclo.

Cumpliendo con los boicots que habían anunciado, las principales formaciones faltaron a la sesión.

Por ello, confirmó a la AFP un responsable que requirió el anonimato, «no se realizará la votación para elegir al presidente».

El movimiento del influyente religioso chiita Moqtada Sadr, primera fuerza del Parlamento, había anunciado el sábado que sus 73 diputados no participarían.

Y el domingo por la noche, la Coalición de la Soberanía, con 51 diputados liderados por el jefe del Parlamento, Mohamed al Halbusi, aliado de los sadristas, también anunció que boicoteaba la sesión.

Pocas horas después, otro pilar de esta alianza informal, el Partido Democrático del Kurdistán (PDK, 31 diputados) hizo lo mismo.

En el campo político rival, el Marco de la Cooperación, una alianza de partidos chiitas pro-Irán, expresó «la necesidad de no llevar a cabo la sesión» a raíz del «bloqueo de la situación política debido al caos tras las últimas legislativas».

Corrupción

Tras los comicios legislativos de octubre, en los que ganó Moqtada Sadr, el espectro político está dividido.

Tras cuatro meses de querellas, los pesos pesados de la política iraquí no han conseguido poner en pie una coalición parlamentaria mayoritaria.

El lunes, los pocos diputados presentes en el hemiciclo deliberaron sobre cuestiones rutinarias.

Desde las primeras elecciones multipartidistas de 2005, el puesto de presidente de la República, un cargo totalmente honorífico, está reservado de forma tácita a un kurdo.

Este año había unos 25 candidatos en liza, pero destacaban dos veteranos políticos: Hoshyar Zebari, un exministro del PDK, y el presidente saliente Barham Saleh, del partido rival, la Unión Patriótica del Kurdistán.

Pero el domingo, la justicia suspendió «temporalmente» la candidatura de Zebari tras una querella presentada por varios diputados a partir de acusaciones de corrupción.

Los demandantes consideran que Zebari no cumple con las condiciones requeridas por la Constitución para convertirse en presidente, y citan su destitución en 2016 por el Parlamento cuando era ministro de Finanzas «debido a acusaciones vinculadas con hechos de corrupción financiera y administrativa».

La denuncia menciona al menos otros dos casos judiciales en los que está implicado el exministro de 68 años, incluso cuando era jefe de la diplomacia.

«La justicia iraquí nunca me condenó», recordó el viernes Zebari en una entrevista en la televisión.

«Dividir el pastel»

En los 15 días que siguen a su elección, el presidente debe nombrar a un primer ministro, elegido por la más amplia coalición del Parlamento.

Tras ser nombrado, el jefe de gobierno, tradicionalmente chiita, tiene un mes para formar su gabinete.

Pero todo parece indicar que este proceso será complicado.

Moqtada Sadr, al aliarse con el PDK y la formación sunita del jefe del Parlamento Mohamed al Halbusi, afirma querer formar un «gobierno de mayoría nacional».

Pero esto rompería con la tradición de consenso que permite que todos los grandes partidos tengan una parte del poder.

Y no tiene en cuenta a la Alianza de la Conquista, rama política de los antiguos paramilitares pro-Irán del Hashd al Shaabi, ni a sus aliados chiitas del Marco de Coordinación. Estos quieren participar en las alianzas y formar parte de una mayoría.

«Nadie sabe estar en la oposición» pero «todos saben cómo dividirse el pastel», afirma a la AFP el politólogo iraquí Hamzeh Hadad, que pronostica una «coalición ampliada».