Durante dos días, y desde la comodidad de un sitio “ultrasecreto” en Venezuela, la exsenadora Aida Merlano hizo señalamientos que comprometen a políticos colombiano. Merlano, prófuga, fue escuchada por la Corte Suprema de Justicia, que la condenó a 11 años de cárcel por la millonaria operación para la compra de votos conocida como ‘Casa Blanca’.
La excongresista arrancó sus declaración con el momento de su fuga y de por qué tomó la determinación de hacerlo. “Me dijeron que si yo hablaba de Arturo Char, él me iba a meter a un sanatorio, que yo estaba impedida para declarar y que iban a hacer todo para hundirme, para decir que yo estaba loca”, reseñó Semana.
La excongresista asegura que fue abusada por quienes la ayudaron a escapar, y que pretendían asesinarla y enterrarla en una finca. Cerró la parte inicial de su testimonio aclarando que no le está haciendo política a ningún candidato y que no le interesa quién gane las elecciones a la presidencia o al Congreso, “yo dejo la salvedad en esta audiencia para que se sepa, por si cualquier cosa me llega a ocurrir”.
Aseguró que un abogado de nombre Sergio Cadena le advirtió que todo estaba listo para internarla en una clínica psiquiátrica, de continuar con su intención de declarar en contra de Arturo Char. “Incluso de pagarle a funcionarios del Inpec para que se inventaran salidas y remisiones a clínicas psiquiátricas con médicos que no existían, médicos fachada, para lograr sacarme e internarme”.
Durante más de cuatro horas explicó lo que motivó su fuga de la cárcel, advirtió que tuvo varios episodios de intento de suicidio con cloro y con cuchillas que otras internas de la cárcel El Buen Pastor, en Bogotá, le ayudaron a conseguir.
Merlano fue por años pareja del empresario Julio Gerlein, y mientras fue representante a la Cámara, era ficha de esa casa política. Al respecto señaló: “Julio fue mi compañero sentimental durante muchos años, me dijo que no podía declarar y me mandó la copia de la solicitud de la Fiscalía, un documento que no tenía que salir de la Fiscalía (no tenía por qué estar en manos de Gerlein), fue cuando yo digo, no, estoy frita”.
Merlano insistió en que el mismo Julio Gerlein le advirtió que, de hablar, su vida estaría en riesgo, pero ella no le hizo caso, incluso le anticipó que él saldría salpicado con su testimonio ante la Corte. “Porque sí, tengo demasiado conocimiento de cómo se maneja la política en el departamento del Atlántico, le tengo secretos a un sinnúmero de políticos corruptos, que ostentan credenciales y todavía siguen en el Gobierno desangrando al país”.
Durante la primera sesión de audiencias en la Corte Suprema, la excongresista transitó por los recuerdos de su fuga y hasta advirtió que tiene un video de cómo se alistó para la cinematográfica escena que quedó en la retina de todo el país, mientras escapaba de un consultorio odontológico en el norte Bogotá, colgada de un lazo desde un segundo piso, para finalmente emprender la huida en una moto.
“Yo me enrollé la cuerda, porque era muy delgadita, en toda la cintura, en el dorso, desde arriba hasta la cadera. Me puse mi faja, la licra de entrenamiento, una camisa blanca y así me sacaron a mí, no me revisaron ese día, igual yo estaba dispuesta a que si me revisaban lo que iban a encontrar era una faja”, dijo Merlano.
La declaración que obtuvo en exclusiva SEMANA coincide casi en su totalidad con la entrevista que entregó la excongresista desde su escondite en Venezuela a Vicky Dávila, directora de esta revista. Merlano aseguró que le prometieron llevarla, con su familia, fuera del país, con unas condiciones económicas que le permitirían vivir y sostener a su familia, sin afugias o afanes, que tendría “una nueva vida”.
“Justo el 15 de diciembre sale un comunicado de Presidencia donde aumentan la recompensa por mí a 200 millones de pesos. Todo el tiempo el presidente Duque tuvo conocimiento de los lugares donde yo estaba, porque los Char también lo sabían, pero nunca iban a dar la orden de captura, ellos no me iban a capturar, lo que querían era asesinarme”, dijo la prófuga exsenadora.
Explicó de manera detallada cómo se escapó, justamente, de quienes lograron diseñar y cumplir con el plan de fuga de la cárcel, porque, según ella, la orden era asesinarla y enterrarla en una finca de Valledupar. “Ellos adelantaron 500 millones de lo que tenían que entregarme, tenían que pagar 500 millones de la fuga… A mí, por ejemplo, Julio Eduardo me tenía que entregar 3.000 y luego me tenían que entregar otros 3.000, pero nunca me los dieron”.
Advirtió que tiene las pruebas para demostrar cómo varias personas llegaron a su apartamento en Barranquilla para amenazarla, para advertirle que de insistir en su declaración las consecuencias serían un riesgo para ella. “Yo tengo las grabaciones y las fechas de cuando me amenazaron y me mandaron las fotos de mi edificio, de las personas que entraron esa mañana para intimidarme y que yo no declarara”.
En adelante vino un viacrucis para salvar su vida, dice Merlano en su declaración ante la Corte. Sin dinero, con la amenaza de muerte y sola, vio la luz al final del túnel con el soborno a uno de sus captores. Pagó 20 millones de pesos para conseguir por segunda vez un amago de libertad. “Le pagué 20 millones para que me sacara de ahí, me quedé con cinco millones y otros cinco se los dejé a una amiga que fue la que me ayudó a conseguir los 30 millones”.
La excongresista, acostumbrada a los lujos, a la riqueza y a los excesos, ahora contaba con los dedos el dinero que le quedaba. “Contaba con unos poquitos saldos, tanto así que cuando mis amigos fueron a recogerme para ir a Maicao, tenían que mirar cómo conseguir y retiraron 1.200.000 pesos para llegar a la frontera”.
De manera repetitiva aseguró que desde su fuga ha querido hablar con la justicia de Colombia, pero solo hasta esta oportunidad, en el proceso contra Arturo Char, lo consiguió. Por eso le dio gracias al magistrado de la Corte que, atento, la escuchaba y cuestionaba. “Yo tengo una solicitud de la Interpol, a mí no me han solicitado en extradición, jamás se han comunicado con el presidente de la república de Venezuela, Nicolás Maduro, para que yo sea escuchada, en ningún escenario”.
Dejó como advertencia que en esta oportunidad no la van a intimidar, se siente segura donde está. Que ahora no le podrán decir loca, que debe estar medicada y mucho menos la van a secuestrar. “No me van a intimidar… después de tantas cosas no van a decir que soy una persona no confiable”.
Según Merlano, quienes estaban esperanzados con el archivo de la investigación, los mismos que en su criterio tejieron una “patraña para dilatar el proceso”, se quedaron con las ganas, ella no permitirá que quede impune el caso. “Yo no tengo ese interés, mi único interés es la justicia”.
Aida Merlano acusó a la familia Char, entre ellos a Arturo, a Álex y a Fuad, de haber organizado y financiado su fuga. Según la excongresista, Julio Gerlein hijo le habría hecho una llamada para contarle sobre la fuga y en la que ella habría alcanzado a identificar a Arturo y a Fuad. En el testimonio ante el magistrado investigador sostuvo que su fuga pudo costar por lo menos 1.500 millones de pesos.
Por Agencia