El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida ha sido «inusualmente persistente» entre 2020 y 2022, según datos del Servicio de Vigilancia Atmosférica del sistema satelital europeo Copernicus (CAMS), que revelan que no solo tardó más de lo habitual en cerrarse, sino que también fue relativamente grande.
Según la misma fuente, este comportamiento repetido durante los tres últimos años tiene especial relevancia, ya que difiere de lo observado en los cuarenta años anteriores.
El agujero de ozono en la Antártida suele empezar a abrirse durante la primavera en el hemisferio sur (finales de septiembre) y comienza a disminuir a lo largo de octubre, para acabar cerrándose a lo largo del mes de noviembre.
Sin embargo, los datos del CAMS de los tres últimos años muestran un comportamiento diferente, pues en este tiempo ha sido más grande de lo habitual durante todo el mes de noviembre y se ha cerrado del todo bien entrado diciembre.
El cambio climático podría ser la causa
Según el director del CAMS, Vincent-Henri Peuch, aunque son varios los factores que influyen en este cambio de comportamiento, destaca que los tres últimos años han estado marcados por fuertes vórtices y bajas temperaturas, lo que ha provocado episodios consecutivos de grandes agujeros de ozono de larga duración.
«Existe una posible relación con el cambio climático, que tiende a enfriar la estratosfera. Sin embargo, es bastante inesperado que se produzcan tres agujeros de ozono inusuales seguidos. Sin duda, es algo que hay que seguir estudiando», añadió.
La fecha de cierre del agujero de la capa de ozono en 2020 y 2021 fue el 28 de diciembre y el 23 de diciembre, respectivamente; y los científicos esperan que el agujero de este año se cierre en los próximos días.
Además de ser excepcionalmente persistentes, los agujeros de la capa de ozono sobre la Antártida también han tenido una extensión relativamente grande, superando los 15 millones de kilómetros cuadrados (superficie similar al tamaño de la Antártida) durante la mayor parte del mes de noviembre.
No obstante, a pesar de que estos recientes agujeros de la capa de ozono han sido bastante grandes, «hay señales constantes de mejora de la capa de ozono», según la misma fuente.
Gracias a la aplicación del Protocolo de Montreal, las concentraciones de sustancias que agotan el ozono (SAO) han ido disminuyendo, lenta pero constantemente, desde finales de los años noventa.
Se prevé que en cincuenta años sus concentraciones en la estratosfera hayan vuelto a los niveles previos a la Revolución Industrial y ya no se experimenten agujeros en la capa de ozono, independientemente de las condiciones del vórtice polar y de la temperatura, han señalado desde CAMS.
Por: Agencia / Foto: Archivo