El representante especial conjunto de Acnur y OIM para migrantes y refugiados de Venezuela, Eduardo Stein, ve un cambio de «visión política» en los países de acogida de la migración venezolana y considera los casos particulares de Colombia y Ecuador como ejemplos «alentadores» hacia la integración.
«Hay ya una visión integradora como no conocemos haya ocurrido en otras regiones del mundo. América Latina resulta ser pionera en buscar un eslabonamiento (sic) en las capacidades del país para integrar esta población en procesos de vida digna y oportunidades duraderas», dijo Stein en una entrevista con EFE al terminar una visita de cuatro días a Colombia y Ecuador.
Y resaltó los casos de esos países andinos, «cada uno en su terreno«, como ejemplos de un cambio de «visión política», en cierta medida impuesto por las necesidades de la pandemia, para pasar de la fase de «regularización»» de la migración venezolana a la de «integración».
En este proceso, el representante especial también mencionó los ejemplos de países como Brasil, Perú o República Dominicana.
Menos voluntad de retorno
En total, desde que comenzó la migración, son algo más de 5,7 millones los venezolanos que han salido de su país a raíz de la crisis política, económica y humanitaria, y en los que, según Stein, «desde hace meses hemos detectado la voluntad de muchos de no retornar a su país, por no encontrar en el corto plazo condiciones de seguridad, acceso a derechos y oportunidades socieconómicas dignas».
Todo ello exige un cambio de visión hacia la integración, y resultó «muy refrescante y tremendamente estimulante» los encuentros con los presidentes Iván Duque y Guillermo Lasso esta semana.
«Ya no se habla solamente del tema de regularización sino que se está eslabonando directamente con buscar las condiciones de integración socioeconómica. Es decir, ya es una mirada que supera el horizonte de atenciones humanitarias, que es lo que mandó durante mucho tiempo al estallido de la crisis, cerca de tres años», aseguró.
Acompañado por otros altos representantes regionales de Acnur y de la OIM para América Latina y la migración venezolana, Stein dijo haber realizado esta visita para estimular y apoyar las políticas integradoras en ambos países.
Y atribuyó una parte del «cambio de visión» a que los 17 países receptores han tenido que ir adaptando poco a poco sus legislaciones para acomodar planes como la vacunación contra la COVID-19, y no dejar a los venezolanos fuera, no solo por ser un «derecho humano» sino también para poder obtener la inmunidad de rebaño de sus propias poblaciones.
«No se podía seguir dejando por fuera a una población por no tener documentos en regla. (..) Cada país ha ido buscando la manera de generar estados temporales para que esta población tenga sus papeles en orden, existan legalmente si se quiere, y tenga acceso a derechos y oportunidades laborales dignas», explicó.
Casos alentadores
De su reunión del viernes con Lasso, Stein destacó el haber encontrado «un compromiso de voluntad política» para enlazar «los esfuerzos de regularización documental de esta población, con los horizontes de inserción económica y social» a escala nacional, junto a una «capacidad participativa espectacularmente mostrada en la vacunación de 9 millones de personas en 100 días» de gobierno.
Lo cual a su juicio «representa un horizonte de transformación que conjuga los esfuerzos domésticos a nivel interno (..) con el tratamiento regional de estos fenómenos migratorios».
En una entrevista con EFE el jueves, el presidente Lasso destacó que su intención es la de alentar una política de inclusión e integración, porque los migrantes «han venido a Ecuador no solamente a hacer papeles sino a incorporarse a la sociedad ecuatoriana».
«El fenómeno de la migración es muy doloroso y no podemos aislar a los venezolanos», afirmó el mandatario.
De Colombia, el país con mayor población venezolana, Stein destacó decisiones como la de ofrecer «un proceso de registro y regulación amplio a toda esa población», la «modificación de varios de sus aparatos legales para poder acomodar este fenómeno», y naturalizar «a decenas de miles de hijos y hijas de padres venezolanos, nacidos en territorio colombiano, para evitar un fenómeno de apatridia».
Asistencia internacional
Un proceso que sin duda seguirá requiriendo de asistencia financiera internacional, según requieren los países de la región más afectados.
Stein dijo que se ha concretado cerca del 40% de la ayuda ofrecida, «cantidades superiores a los 2 mil millones de dólares, con un porcentaje importante de este dinero ofertado en préstamos blandos» de parte multilaterales como el BID o el Banco Mundial.
Y destacó el «notorio cambio» en el compromiso internacional al recordar que «de la primera conferencia de donantes a la segunda el dinero en donaciones casi se duplicó respecto del dinero disponible en préstamos blandos», estos últimos supeditados a las condiciones fiscales de cada país.
El plan para la próxima reunión de donantes está en vistas pero pendiente de algunos procesos electorales como en Alemania o Canadá. EFE
Por Agencia