La Nasa lanzó la sonda espacial Voyager 1 hace casi 50 años para convertirse en la primera nave en llegar al espacio interestelar y, desde entonces, dicho instrumento espacial sigue explorando el sistema solar para obtener nueva información científica.
Desafortunadamente, en diciembre del año pasado, la agencia espacial estadounidense tuvo bastantes problemas con Voyager 1 porque uno de los tres ordenadores no mandaba la señal de la sonda a la Tierra, debido a que empezó a transmitir un patrón repetitivo de unos y ceros. Por lo tanto, ante dicho problema, la Nasa tuvo que reiniciar la sonda para intentar devolverla al estado en el que se encontraba antes, detalla 20 Minutos.
Pese a dicho reinicio, los científicos volvieron a detectar una actividad inusual en una sección del subsistema de vuelo (FDS, por sus siglas en inglés) e identificaron que «una pequeña porción de memoria corrupta en uno de los ordenadores a bordo de la sonda estaba causando que enviase datos ilegibles a la Tierra». No obstante, la Nasa resolvió el problema y consiguió, por fin, que Voyager 1 proporcionara datos utilizables sobre el estado de sus sistemas de ingeniería a bordo.
Tras reanudar el envío de actualizaciones a la Tierra, por primera vez, la sonda ya está realizando operaciones científicas normales después del problema técnico que sufrió el pasado noviembre. Sin embargo, si bien la Voyager 1 ha vuelto a realizar trabajos científicos, «se necesita un trabajo menor adicional para solucionar los efectos del problema», informa la Nasa en un comunicado.
Pero, ¿cuáles son los efectos del problema? Dicha agencia señala que el equipo tendrá que «resincronizar el software de cronometraje en los tres ordenadores a bordo de la nave espacial para que puedan ejecutar comandos en el momento adecuado». Además, realizarán el «mantenimiento de la grabadora digital, que registra algunos datos para el instrumento de ondas de plasma que se envía a la Tierra dos veces al año».
Por qué es tan importante Voyager 1 en las misiones de la Nasa
La nave espacial Voyager 1 se lanzó en 1977, el mismo año del lanzamiento de su «gemela», la Voyager 2. En un principio, ambas sondas no iban a salir del sistema solar y tenían la misión de explorar el entorno de los planetas más alejados –Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno–.
No obstante, tras los resultados obtenidos, la Nasa decidió darle una segunda vida para explorar fuera de los límites de nuestro sistema. Independientemente de que este fallo ha puesto en peligro a Voyager 1, esta ha conseguido mucho más de lo que se proponía al principio, mientras tanto, la otra sonda seguirá descubriendo que hay más allá de nuestras fronteras.
Por: Agencias / Foto: Cortesía