lunes, diciembre 22

A los 112 años muere Julio Saldarriaga, el hombre más longevo de Colombia

Este viernes 10 de octubre se dio a conocer la muerte de Julio Enrique Saldarriaga Hernández, el hombre más longevo de Colombia (según el Gerontology Research Group), quien falleció a la monumental edad de 112 años en su amado municipio de El Carmen de Viboral, en el Oriente antioqueño.

Don Julio, como era cariñosamente conocido por sus coterráneos, no solo fue un testigo viviente de más de un siglo de historia colombiana, sino también un fascinante enigma para la comunidad científica global, que había puesto sus ojos en su caso para desentrañar los secretos de la longevidad.
Nacido el 30 de julio de 1913 en Cocorná, Antioquia, Saldarriaga Hernández llevó una vida marcada por la sencillez del campo y una tenacidad laboral que lo acompañó desde su niñez.

A los 10 años, sin conocer el descanso, ya se dedicaba a quemar carbón en el monte y a aserrar madera, actividades que, pese a la constante exposición al hollín y a las duras caminatas a pie limpio por la geografía quebrada, nunca le generaron problemas de salud graves, un hecho que desconcertaba a los investigadores.


Su vida, que se extendió por unos 41.000 días, fue la base de un linaje inigualable: junto a su esposa, María Calixta García, formó un hogar con 19 hijos, cuya descendencia hoy suma la impresionante cifra de más de 180 integrantes entre nietos, bisnietos, tataranietos y hasta choznos, abarcando seis generaciones.


Esta gigantesca familia, que lo rodeó hasta sus últimos días, se convirtió en el principal motivo de su alegría y el soporte fundamental tras la reducción de su movilidad después de la pandemia de la COVID-19.

La historia de Don Julio trascendió las fronteras de Antioquia cuando la ciencia, representada por el prestigioso Gerontology Research Group (GRG) y equipos de investigación internacionales, lo reconoció oficialmente como un ‘supercentenario’ y una prioridad de estudio en el campo de la genética.


Su caso era particularmente intrigante porque contradecía muchos de los dictámenes médicos modernos; entre sus populares «secretos» para la longevidad, Don Julio citaba un estilo de vida activo, una dieta simple, la devoción a Dios y, sobre todo, un buen trago de ron o aguardiente para acompañar sus momentos de esparcimiento social, como ver los partidos de su Atlético Nacional del alma.

Aunque su longevidad fue motivo de estudio genético para determinar si sus genes poseían una clave especial contra el envejecimiento, para el público, su vida representaba una oda a la dicha simple del campesino colombiano.


Hasta hace muy poco, Don Julio mantenía una lucidez envidiable y disfrutaba de las visitas y la música en su pueblo, demostrando que la actividad social y el sentido de comunidad son pilares tan importantes como la herencia genética.


El Carmen de Viboral despide a su ciudadano más ilustre, un símbolo nacional de vitalidad y resistencia que deja un legado de laboriosidad y, más importante aún, una familia de 180 personas que lo mantendrán vivo en cada generación venidera.


El “Abuelo de Colombia” ha partido, pero su extraordinario siglo de vida, bajo la lupa de la ciencia, perdurará como testimonio de una longevidad excepcional.

Por: El Tiempo / Foto: Cortesía