Luego de seis años invisible en el panorama mundial de entretenimiento, Venezuela vuelve a aparecer en la agenda de artistas internacionales, y muestra de ello es la programación, hasta junio, de tres festivales de música y más de una decena de conciertos en el país, que continúa en la senda de la recuperación económica, tras superar la hiperinflación y la recesión.
Las empresas organizadoras de los eventos anunciaron no solo la visita de nuevos artistas, sino también nuevas actuaciones, después de que se agotaran las entradas para las fechas fijadas inicialmente, mientras en las emisoras de radio, se vuelven a escuchar cuñas de espectáculos.
En apenas dos días, los pasados 4 y 5 de abril, se acabaron las entradas para el concierto de las formaciones mexicanas Sin Bandera y Camila, cuyos precios de salida oscilaban entre 60 y los 500 dólares por persona.
Esto llevó a que la productora programara una nueva fecha, cuya venta de boletos empezó el pasado jueves, cuando, desde muy temprano, alrededor de 500 personas ya hacían cola y aguardaban a que abriera la taquilla, donde también se pueden comprar entradas para otros conciertos.
El público
Adriana Estévez, estudiante de Psicología de 35 años, quien llevaba una hora haciendo cola para comprar un pase para la actuación de la dominicana Natti Natasha, señaló a EFE que el regreso de conciertos refleja que el país está «en plena transformación», lo cual «es bueno para todos los venezolanos», aunque -aseguró- tuvo que hacer un sacrificio para adquirir la entrada.
«Tenía mis ahorros, los tenía para otra cosa pero decidí invertirlos en esto porque quiero asistir. Después de tanto tiempo de cuarentena, de confinamiento, creo que es un buen momento para esparcimiento», explicó.
Según afirmó el presidente de la encuestadora Datanálisis, el economista Luis Vicente León, cerca del 13,5 por ciento de la población, que tiene ingresos superiores a los 500 dólares al mes, puede permitirse ir a conciertos.
«Cerca de tres millones y medio de personas llenan todos los conciertos. (…) Esa es la otra Venezuela diferente, y no es una Venezuela solo de corruptos; es la Venezuela que tiene recursos, que guarda o que guardó recursos en el pasado, es la Venezuela que también está dolarizada».
En cambio, para el 42 por ciento de la población, cuyos ingresos oscilan entre los 150 y 350 dólares -siempre según Datanálisis-, no es tan fácil adquirir boletos y para hacerlo tienen que descontar ahorros o pedir dinero prestado a varios miembros de su familia, incluyendo a los que están en el exterior vía remesas.
La dolarización
En los próximos meses, el país también acogerá conciertos de los mexicanos Vicente Fernández y Cristian Castro, los colombianos Piso 21 y Fonseca y los puertorriqueños Kany García y Cultura Profética, además del grupo musical Il Divo y un tributo a la formación francesa gitana Gipsy Kings.
El productor de espectáculos Frederick Meléndez, presidente de AGTE Live -empresa que organiza los conciertos de García y Cultura Profética- aseguró que en 2022 vio en Venezuela una «orilla interesante» para la llegada de espectáculos debido a la dolarización.
La economía venezolana, luego de hundirse un 75 por ciento desde 2013, según Datanálisis, comenzó su recuperación el año pasado, gracias al incremento de la producción petrolera y al levantamiento de los controles de precio y de cambio, lo que permitió adoptar el dólar como escape ante la pérdida del valor del bolívar por la hiperinflación.
«Que podamos cobrar en dólares y podamos pagar en dólares también, y que todo sea en la misma moneda, eso nos ayuda un poco en tener una estabilidad en el sistema de costos nuestro», indicó Meléndez.
Además, hasta la fecha, hay anunciados tres festivales: uno de Trap -con el estadounidense Carrión y los puertorriqueños Noriel y DJ Luian, otro con artistas y agrupaciones venezolanas, y el Festival Mundial de Salsa Caracas 2022, anunciado para el 11 de junio por el presidente Nicolás Maduro.
«Se están peleando por venir a Venezuela», expresó el mandatario el 4 de abril, acompañado del salsero puertorriqueño Maelo Ruiz.
Y mientras la agenda de conciertos continúa sumando fechas, los trabajadores públicos y pensionados siguen exigiendo ingresos superiores a los 30 dólares, el mínimo fijado recientemente por el Gobierno.
Para el restante 55,5 por ciento de la población, que tiene ingresos inferiores a 150, un concierto no es la prioridad.
Por: Agencias / Foto: Cortesía