lunes, diciembre 23

Mulier: Habitar el mundo como niña, adolescente implica ser más vulnerable a la trata de personas

El pasado 16 de marzo, y en el marco del mes de las mujeres, se organizó un Twitter Space en el que se abordó el tema de la trata de personas y el impacto diferenciado que tiene sobre las mujeres y cuerpos feminizados.

En el evento, organizado por la red de defensoras de Derechos Humanos de Amnistía y Mulier Venezuela, Verónica Mesa, coordinadora de investigación de Mulier y miembro del programa «La Mejor Ruta», recalcó que ya el solo hecho de habitar el mundo como niña, adolescente y mujer implica ser más vulnerable al delito de trata de personas, que tiene que ver con «captar, transportar, trasladar, acoger o recibir a una persona recurriendo a amenazas, coacción, engaño, abuso de poder y aprovecharse de situación de vulnerabilidad para el fin de comercializarla como mercancía».

Pero además de la lógica de género que aumenta la vulnerabilidad, la emergencia humanitaria compleja en Venezuela hizo que millones de mujeres empezaran a abandonar el país de una forma «mucho más desesperada, irregular, con menos recursos», lo que incrementa la vulnerabilidad de las venezolanas a ser víctimas de este delito.

«Cuando eres mujer, adolescente, que te ves obligada a salir del país sin acompañamiento de un adulto, sin documentos necesarios, sin dinero, sin ruta establecida y trasladándote por caminos verdes e irregulares que están en manos de grupos armados, eres un cuerpo extremadamente vulnerable», recalcó Mesa.

Mesa refiere que entre 2019 y 2020 hubo un aumentó el número de niñas y adolescentes rescatadas de redes de trata: «Teníamos 90 en 2019 y en 2020 hay 124», precisó Mesa, en alusión a las cifras de un informe próximo a publicarse.

Vergüenza, revictimización y silencio

Es muy difícil para las mujeres decir que son víctimas de trata: la vergüenza las hace callar y, cuando sus casos son expuestos, son revictimizadas.

Mesa, politóloga e investigadora sobre violencia de género y migraciones, explica que en décadas pasadas las mujeres venezolanas no eran las víctimas por excelencia de este delito, como sí ocurría con las ciudadanas de otros países como Colombia y República Dominicana que, por otros factores de vulnerabilidad, caían en estas redes.

Pero el colapso de la economía local presionó a millones de personas a salir del país y aumentó la vulnerabilidad de las venezolanas.

«La trata es una consecuencia de las políticas de Estado. Ahora las venezolanas somos un gran grupo vulnerable por la emergencia humanitaria compleja, que se llama así porque no responde a catástrofes o situación de guerra, sino a decisiones político-económicas tomadas por el gobierno y ejecutadas por el Estado. Es una consecuencia porque la debacle económica nos obliga a salir, y a salir como sea, y eso es un gran factor: la situación país nos forza a salir en cualquier condición y dificulta mucho la obtención de documentos de identidad, que se habiliten caminos normales para movilizarse, es difícil desplazarse de una ciudad a otra», abunda.

Por otra parte, Mesa consideró importante diferenciar trata de trato sexual, así como también aclarar que no todas las trabajadoras sexuales son víctimas de tratas.

«En Colombia hay una estadística de que muchas de las trabajadores sexuales en Colombia son venezolanas. No todas son víctimas de tratas, muchas quizá migraron y buscaron opciones de otro tipo de trabajo y no lo obtuvieron y deciden hacer trabajo sexual», puntualizó.

No obstante, reconoció que determinar hasta qué punto eso es una decisión «es una discusión más densa».

En todo caso, considera que la reivindicación del trabajo sexual como un tipo de trabajo válido podría ayudar a identificar a las víctimas de trata. «Muchas veces por criminalizar y perseguir a unas no nos damos cuenta de las lógicas de extrema vulnerabilidad en las que están las otras. Si las dejamos de perseguir por estigmas morales, podemos enfocar esfuerzos en conseguir a las víctimas de trata y rescatarlas. No hay que equiparar ambos fenómenos, sino reivindicar uno y condenar otro», concluyó.

La Mejor Ruta

Mesa forma parte del programa «La Mejor Ruta» que ofrece a las mujeres recomendaciones para movilizarse de manera segura y evitar los peligros que hay en el tránsito de salida del país.

Esta permanente campaña pública informativa busca «educar y apoyar los Derechos Humanos de niñas, adolescentes y mujeres en movilidad».

En sus cuentas en redes sociales se puede encontrar información sobre informes, monitoreos de años pasados y guías con tips para protegerse de la trata, así como alternativas, vías de acceso, las dinámicas que envuelven la trata y otros contenidos para ayudar a las migrantes a desplazarse de forma más segura.

«Les enseñamos, por ejemplo, a hacer búsqueda invertida de imágenes. Si alguien te contacta por FB, Instagram, tomar esta imagen y ponerla en google y que te arroje un poco de información para saber si esa cuenta es real, bot, o una cuenta ficticia que se usa para captar a víctimas de trata», detalló.

Por Agencia