sábado, noviembre 23

El arte digital llega a Dubái que pretende convertirse en centro internacional de criptomonedas

El arte digital hizo su primera aparición en la principal feria de arte contemporáneo de Oriente Medio, en Dubái, rico emirato que aspira a convertirse en un centro internacional de criptomonedas.

La 15ª edición de Art Dubái, que acogió hasta el domingo a más de 100 marchantes de arte locales y extranjeros, dedicó un ala entera al arte virtual, con 17 galerías y plataformas que venden NFT u objetos digitales autentificados.

Los NFT son certificados de autenticidad y propiedad que no pueden ser falsificados, basados en la tecnología blockchain, la misma que autentifica las transacciones de criptodivisas.

La directora ejecutiva de Art Dubai, Benedetta Ghione, explicó la decisión por el «interés y las preguntas» que generan, pero también por «el papel único que Dubái quiere desempeñar como centro emergente de criptomonedas».

«Era el momento y el lugar adecuados», aseguró.

Tras firmar un acuerdo en diciembre con Binance, la mayor plataforma de criptomonedas del mundo, las autoridades de Emiratos anunciaron la semana pasada que aprobarían una ley de activos virtuales y crearían una autoridad reguladora de las criptomonedas.

Crecimiento exponencial

Este paso «refuerza la posición de Emiratos en este sector» y garantiza «la transparencia y la seguridad de los inversores», dijo en Twitter el soberano de Dubái, el jeque Mohammed bin Rached Al Maktum.

Las galerías que comercializan NFT lo ven por su parte como una señal positiva para el negocio, ya que los poseedores de criptodivisas están cada vez más interesados en el arte digital como vehículo de inversión.

«La comunidad cripto en Dubái está creciendo exponencialmente», afirma Jennifer Stelco, del colectivo Morrow, que expone una veintena de obras digitales, casi la mitad de ella producidas por artistas locales.

Entre ellos, Vesa, un artista finlandés afincado en Dubái entre los mejor valorados de la feria. Uno de sus cuadros, una mezcla de pintura y fotografías retocadas por ordenador, tiene un precio de 50 ethereum (una criptodivisa), el equivalente a unos 130.000 dólares al cambio actual.

«Hoy hemos vendido una obra de Magda Malkoun por 3 ethereum», unos 7.800 dólares, dice Jennifer Stelco.

Se trata de una artista libanesa que crea imágenes animadas a partir de collages que representan su ciudad, Beirut, bajo la apariencia de una mujer.

El auge mundial del NFT, ilustrado por la venta récord el año pasado de la obra del artista estadounidense Beeple por más de 68 millones de dólares, también ha animado a la galería Emergeast a convertirse al arte digital.

Emergeance, la primera plataforma online de Oriente Medio, creada en 2014, ve las NFT como una oportunidad para que los artistas de la región «amplíen su audiencia, para llegar a los coleccionistas de arte y a los que no lo son», dice su cofundadora Nikki Meftah.

También les permite ganarse mejor la vida, ya que reciben derechos de autor cada vez que su obra se revende, apunta.

Sin embargo, la escultora y pintora emiratí Aisha Juma mantiene la cabeza fría ante el revuelo de los inversores de la NFT.

«La gente está interesada en el medio, en la tecnología», dice esta artista que se incorporó al mundo virtual hace unos meses reelaborando los bocetos que dibuja en una tableta en estado de meditación.

«La tecnología es muy importante, eso está claro, pero también me gustaría que la gente se interesara por el arte y el mensaje que transmite», afirma.