Brasil, uno de los mayores productores agrícolas mundiales, espera aumentar sus exportaciones de maíz debido a la invasión rusa a Ucrania, aunque teme que ese conflicto dificulte sus importaciones de fertilizantes, un insumo clave para la agricultura.
Desde el inicio de las hostilidades a finales de febrero, se cierne la duda sobre la capacidad de Ucrania y Rusia, respectivamente cuarto y quinto exportador mundial de maíz durante la campaña 2019/2020 según cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, para asegurar las entregas de este cereal, cuyos precios se han disparado.
Esto podría representar una bendición a corto plazo para los productores de Brasil, el tercer mayor exportador mundial de maíz, después de Estados Unidos y Argentina.
Tras la fuerte caída del año pasado por sequía y heladas, la cosecha brasileña de maíz de 2021-2022 podría aumentar un 29% en volumen en comparación con la anterior, anunció el pasado jueves la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), en su informe mensual.
«El precio del maíz es bastante atractivo para el productor brasileño, alcanzó uno de los niveles más altos jamás observados, un factor que contribuye al aumento del área de siembra» para la segunda cosecha, la más importante de la temporada, explica a la AFP João Pedro Lopes, de la firma de análisis de mercado de materias primas StoneX.
En cuanto a las ventas del grano al exterior, «el aumento de la producción brasileña, en línea con la creciente demanda mundial y un tipo de cambio favorable, debería permitir un aumento del 67% de las exportaciones» en volumen en 2022, subraya la estatal Conab.
Además, la principal economía de América Latina podría subir al segundo lugar entre los exportadores en 2021-2022 si continúa su buena cosecha, según estimaciones del USDA.
Cautela por abastecimiento de fertilizantes
Los efectos del conflicto en Europa ya se están sintiendo en las exportaciones brasileñas.
«Surgió una demanda externa de envío inmediato de maíz brasileño, lo que no es normal para la primera mitad del año, y también se aceleró la demanda para la segunda mitad«, dijo Paulo Roberto Molinari, analista de la consultora Safras e Mercado.
Cesario Ramalho, presidente de la Asociación Brasileña de Productores de Maíz (Abramilho), llama a la cautela: «No tenemos ninguna garantía en el tema del transporte marítimo de mercancías«, gravemente perturbado por la guerra, «ni en el del suministro de fertilizantes«, explica a la AFP.
Brasil importa cerca del 80% de los fertilizantes que utilizan sus agricultores, y el 20% de ese volumen proviene de Rusia, su principal proveedor. Pero las capacidades exportadoras rusas se ven afectadas por las sanciones económicas occidentales, al igual que ocurre con su vecina Bielorrusia, otro gran proveedor de fertilizantes, también duramente castigado.
La semana pasada, la ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina, dijo que el país tiene suficientes existencias hasta octubre, pero señaló que ya está negociando, por si acaso, con otros importantes exportadores de fertilizantes.
Minería en tierras indígenas
En su Plan Nacional de Fertilizantes para 2050 lanzado el viernes, el gobierno brasileño pretende estimular la producción nacional de estos productos para reducir la dependencia externa. Su objetivo es fomentar la inversión para el «descubrimiento de nuevos yacimientos» de minerales en el país y su explotación.
El asunto fue abordado el lunes pasado por el presidente Jair Bolsonaro, quien dijo que el conflicto entre Rusia y Ucrania representa «una oportunidad» para aprobar un polémico proyecto de ley que autorice la actividad minera en tierras indígenas de la Amazonía, actualmente en trámite en el Congreso.
El fuerte aumento del precio de los fertilizantes es una preocupación para el sector agrícola: en febrero, el precio de una tonelada de fertilizante importado por Brasil ya había subido un 129% en comparación con el mismo mes de 2021.
Grandes demandantes de pienso a base de maíz y soja, cuyos precios también han aumentado, las granjas de pollos y cerdos, carnes de las que Brasil fue respectivamente el primer y cuarto proveedor mundial en 2020, también ven aumentar sus costos de producción.
«Esto puede tener un impacto en la cantidad producida, debido a menores márgenes», subraya Fernando Ferreira, de la firma de inversiones XP Investimentos.