La actriz venezolana, Tania Sarabia, guarda en un armario cientos de revistas y periódicos donde se acumulan 47 años de carrera y de recuerdos en las tablas y en las pantallas.
Con la industria de la telenovela liquidada por la crisis económica, a finales de 2010, los artistas como ella se han quedado con pocas oportunidades de empleo.
“Los precios subían, se devaluaba el bolívar semanalmente; entonces, tuvieron que cerrar los espacios dramáticos. Lo que transmiten en televisión es puras telenovelas viejas y de otros países, entonces, nosotros, los que nos quedamos en Venezuela, nos quedamos con el teatro (…) Y después, el covid, en el 2020, nos mató, porque cerraron todo. Entonces, ¿qué nos quedó?: Las redes”, relata Sarabia desde su apartamento en Caracas, un espacio que convirtió en su nuevo escenario durante el confinamiento por el coronavirus.
Sarabia encontró en la red social Instagram un canal para seguir mostrando su talento para la comedia. Desde de su teléfono celular, retrata la cotidianidad de los venezolanos a través del humor, y ha sido justamente en esa pequeña pantalla, donde ha podido seguir actuando, pues son limitadas las opciones que tiene para presentar sus espectáculos. Por la pandemia, los teatros sólo tienen permitido ocupar un porcentaje de su aforo.
“Yo empecé a ver el declive. Uno se ha dedicado más a monólogo, al stand up, a actividades privadas para sobrevivir, para pagar la luz, el condominio”, advierte Sarabia.
Su cuenta en Instagram acumula 230.000 seguidores y gracias a esa plataforma, puede ganar dinero extra por publicaciones promocionando alguna marca comercial.
Que “no se olvide” al artista
El cierre del canal de televisión Radio Caracas Televisión (Rctv), el más antiguo del país, ocurrido en 2007, fue uno de los primeros golpes para quienes se dedican al entretenimiento. En ese momento, unos 3.500 trabajadores quedaron sin empleo, entre ellos, el actor cómico José Alberto “Coco” Sánchez.
Durante una década, Sánchez sacó carcajadas a la audiencia del programa Radio Rochela, pero hoy, también recurre al celular para mantener viva su carrera.
“Las redes sociales son las que nos han ayudado a que esa imagen, esa cara del artista no se olvide tan rápido”, dice Sánchez a VOA.
En su Instagram, difunde el reto de los 365 chistes, que le ha permitido generar algunos ingresos por publicidad. Sin embargo, comenta que ha sido duro dejar atrás el andamiaje seguro de una planta televisiva.
“Tener un productor, tener un libreto ya listo, ¡tener esas cámaras! (…) Es muy difícil para uno, a mi edad, que no me considero tan mayor, (pero) sí me fastidia estar con el telefonito haciendo el selfie”, explica Sánchez, de 46 años.
El país que fue la meca de los dramáticos, entre los años 60 y 90, pasó de producir 12 telenovelas al año, en su época dorada, a apenas dos en 2018. Los programas de concursos con premios millonarios y los espacios de musicales en vivo también quedaron atrás, lo que deja a sus artistas con un terreno mínimo para desarrollar sus carreras, o siquiera, subsistir.
Por: Agencia