Fidelina Sandrea es sin duda demostración de una mujer entregada al servicio de la salud hacía el más necesitado. Para ella, nunca es tarde, ni muy de madrugada para atender a un abuelo; vence cualquier obstáculo y siempre está en el lugar. Su norte siempre es llegar al más desasistido, por lo que muchos la conocen como la “doctora de los abuelos”.
Creció una familia de cuatro hermanos, siempre rodeada de grandes afectos, que incluyen a vecinos y cientos de abuelos y abuelas que desde siempre quisieron por su manera tan especial al atender en sus visitas o al pasar consulta en los centros de atención para los adultos mayores, de Maracaibo.
Esta zuliana, quien lleva una vida normal, se adaptada a la situación actual en el sector 18 de Octubre, donde también tiene su consultorio, es egresada de la Universidad del Zulia (LUZ) desde hace 35 años, y es de los pocos médicos que cuenta con postgrados en Medicina Interna y Geriatría, en el estado. Dice ser fiel creyente en Dios, porque para ejercer la medicina siempre se debe tener a Dios por delate. “Soy Geriatra porque así lo quiso el Creador y por supuesto, por mi vocación de servicio hacia los pacientes, sobre todo a las personas de la tercera edad”.
Añadió que después de un largo recorrido en el área de la Geriatría y la atención al adulto mayor, está convencida que fue un llamado de Dios, para llegarle y asistir a una población tan vulnerable como ésta. “Tengo la paciencia necesaria, vocación de servicio, conocimientos y sobre todo mucho afecto al ser humano y a todo lo que Dios creó”.
No niega que también le hubiese gustado ser pediatra, pero su oportunidad de servicio llegó al atender a sus abuelos. Paralelamente a la medicina, manifiesta su gusto por la música y que podría haber sido una profesional de esa área… “En mi consultorio siempre hay un pequeño “radiecito” que pone el toque melodioso a mis consultas, aprendí a tocar cuatro porque me encanta la gaita y toda la música venezolana, en especial la del maestro Simón Díaz, nuestro adulto mayor ejemplar”.
Destacó que lo que más le gusta de su profesión es el contacto humano, en una condición tan difícil; como es la enfermedad. “Los momentos más dificultosos para nosotros los médicos, es cuando nos fallece un paciente; es como perder un familiar, perder un amigo, es sentir que todo nos cambia, pero es criterio médico seguir en la lucha, por otros que también nos necesitan. Soy de los pocos médicos que no se han podido colocar la coraza, si tengo que llorar, lloro”.
Comenta que el geriatra se trasforma para el paciente en un confesor y un amigo, ya que está capacitado para entender las patologías físicas y mentales, así como las enfermedades que se generan del entorno del adulto mayor, como la hipertensión arterial, osteoartritis, gastritis, colitis, diabetes, depresión e infecciones urinarias.
Presentes, pero no tomados en cuenta
Sandrea explicó que en la actualidad el Alzheimer es cada vez más frecuente en la edad adulta mayor, pero la demencia senil también es usual. “Casi todas las consultas que hago a domicilio son como consecuencia de la demencia ya que el paciente generalmente está encamado y en verdad es triste para los familiares y cuidadores afrontar la realidad de los olvidos, las alteraciones de la personalidad y otras características que lleva consigo la pérdida de la memoria, y por lo general se recurre a los cuidadores que en su mayoría no son calificados o a los centros privados para este tipo de patologías, que muy tristemente se convierten en “depósitos humanos”.
La especialista tiene 25 años de servicio ininterrumpido en la Fundación Casa del Abuelo de la Gobernación del estado, desde su constitución en el año 1995. Cuenta que para ese momento (1995) no había un organismo regional que se encargará de la atención al adulto mayor. Solo existía el Instituto Nacional de Servicios Sociales (INASS) que atendía únicamente a los institucionalizados por el Seguro Social (IVSS), y para ese entonces sólo existían dos establecimientos de este ente; el Joaquín Esteva Parra en su sede al lado de la Circunscripción Militar en la zona norte de la capital zuliana y otro en el municipio Cabimas, además estaban las casa hogares de la iglesia, como el Hogar San José de la Montaña, en la avenida Falcón y el Hogar Santa Cruz, en la sector la Rinconada, ambos en Maracaibo.
Por su alta estima y conocimientos en materia de atención a los adultos mayores, participó como asesora en el área de salud para la redacción de la Ley de los Servicios Sociales de la Adulta y el Adulto Mayor en el estado Zulia, a fin de darle rango jurídico a la asistencia integral para este sector de la sociedad zuliana, quedando promulgada el 1° de Octubre de 2015, bajo la administración del entonces gobernador Francisco Arias Cárdenas, lo que considera de gran importancia la región, por contar con instrumento jurídico que busca optimizar los servicios preferenciales a ese grupo etario en la entidad.
Sobre la ley, la doctora Sandrea acotó que, aunque fue un aporte muy valioso para ese sector tan vulnerable del país y especialmente en el Zulia, hoy lamentablemente no está en plena ejecución. “Por ejemplo; sólo algún sector del transporte público tiene asientos preferenciales para los abuelos, pero en materia asistencial, social y médico integral, poco se ha avanzado”.
En cuanto a las pensiones y otros beneficios creados para responder a las demandas de atención de los adultos mayores como la pensión de “Amor Mayor”, apuntó que la hiperinflación desatada en la ya desgastada economía venezolana, ha hecho que no alcancen ni para cubrir las necesidades básicas del paciente de la tercera edad.
Sobre los asilos o casa de cuidados, opina que no deberían ser los espacios definitivos para el final de la vida de las personas, sobre todo sí tienen familias y casas propias. “Es triste que esto pase con mucha frecuencia y sabemos que el desprendimiento del paciente de su hogar es un adelanto al olvido y el desapego de sus seres más queridos”.
Dice que, en el país, y muy especialmente el estado Zulia, no está preparado en materia de salud hospitalaria e infraestructura, para atender al adulto mayor, y esto es una consecuencia de que siempre se prioriza la atención a los más jóvenes y dejan de últimos a los abuelos, algo que según su opinión debe cambiarse
Texto y Foto: Silvia Barboza